Descubren un lince ibérico leucístico en Andalucía, una rareza única

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07/12/2025 - 10:00
El lince ibérico leucístico fotografiado y filmado por Ángel Hidalgo.

Lectura fácil

Un joven fotógrafo naturalista ha capturado con su cámara la imagen de su vida al documentar el primer lince ibérico leucístico jamás registrado en la Península Ibérica. El descubrimiento, realizado por Ángel Hidalgo Garrido, representa un acontecimiento sin precedentes en la historia de la conservación de esta especie emblemática, un lince que el fotógrafo ha bautizado poéticamente como “el fantasma blanco del bosque mediterráneo”.

Las imágenes, captadas en un enclave no revelado de Andalucía, muestran a un ejemplar con un pelaje extraordinariamente pálido que contrasta fuertemente con los patrones habituales de la especie. La localización del ejemplar se mantiene en estricto secreto para no atraer visitas indeseadas que puedan frustrar sus desplazamientos y molestar su actividad en el medio natural.

¿Qué implica el avistamiento de un lince ibérico leucístico?

El leucismo es una particularidad genética que provoca una pérdida parcial de pigmentación en el pelaje de los animales, diferenciándose del albinismo en que los ojos mantienen su coloración normal. En el caso de este lince ibérico leucístico, el felino presenta un manto blanquecino casi fantasmal que le otorga una apariencia única, mientras sus ojos conservan el característico tono ambarino de la especie. Esta condición es extremadamente rara en grandes felinos y nunca antes había sido documentada en el lince ibérico, el felino más amenazado del planeta, ni tampoco había sido detectada en la Península Ibérica.

El encuentro con el ejemplar ha generado gran expectación. "Al observar por primera vez un lince ibérico leucístico con su pelaje de invierno blanco como la nieve y esos ojos penetrantes, me quedé paralizado", cuenta Ángel en sus redes sociales. El protagonista del descubrimiento relata que todo comenzó hace unos meses cuando, revisando una de sus cámaras de fototrampeo en una zona donde había comenzado a rastrear recientemente, observó algo extraordinario. "No podía creer lo que estaba viendo", confiesa el fotógrafo, quien a partir de ese momento dedicó todo su tiempo disponible a intentar observar directamente a este ejemplar único de lince ibérico.

Meses de paciente espera en el Monte Mediterráneo

La perseverancia del joven fotógrafo fue puesta a prueba durante largas jornadas de espera que parecían no tener recompensa. Los meses transcurrieron entre la esperanza y la frustración, con innumerables horas invertidas en el campo sin éxito alguno. "Hubo muchas ocasiones en las que estuve a punto de tirar la toalla", reconoce el naturalista, quien mantuvo viva la ilusión de presenciar con sus propios ojos lo que las cámaras habían captado. La paciencia, virtud indispensable en la fotografía de naturaleza, fue clave en la búsqueda del lince ibérico leucístico.

El encuentro definitivo llegó una mañana húmeda tras una noche de lluvia, cuando el bosque mediterráneo despertaba envuelto en la bruma del amanecer. "Estaba caminando como tantas veces había hecho cuando de pronto, a lo lejos, vi un bulto blanco que parecía irradiar luz propia", narra emocionado el fotógrafo sobre el momento del encuentro. El avistamiento superó todas sus expectativas, dejándolo literalmente paralizado ante el espléndido animal. "Me sentí muy afortunado de presenciar este momento, de poder ver a este gran lince ibérico leucístico en su hábitat natural", añade con evidente emoción.

Implicaciones científicas y llamamiento a la conservación

El descubrimiento tiene implicaciones científicas de gran calado para la comprensión de la variabilidad genética del lince ibérico. Los expertos consideran que este hallazgo podría aportar información valiosa sobre la diversidad genética de una especie que llegó a estar al borde de la extinción con apenas 94 ejemplares en 2002. Actualmente, gracias a los programas de conservación, la población supera los 1.600 individuos, aunque la aparición de este ejemplar leucístico plantea nuevas preguntas sobre la salud genética de la especie.

Para el fotógrafo, el encuentro trasciende lo meramente fotográfico, al confesar que "me hizo pensar en la importancia de la naturaleza y de la conservación". Su testimonio refleja la transformación personal que supone presenciar un momento único en la historia natural. "Ojalá esta larga historia sirva para inspirar a algunos a apreciar y proteger la belleza natural del mundo que nos rodea", concluye, convirtiendo su experiencia con el lince ibérico leucístico en un llamamiento a la conservación.

El “fantasma blanco del bosque mediterráneo” no sólo es una rareza biológica, sino un recordatorio de los misterios que aún esconde la naturaleza ibérica. Su existencia demuestra que, incluso en especies intensamente estudiadas y monitorizadas, la naturaleza puede sorprendernos con manifestaciones extraordinarias de su diversidad genética.

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