Los tatuajes podrían generar inflamación crónica y afectar al sistema inmunitario

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09/12/2025 - 19:00
tatuajes

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Un reciente estudio de la Universidad de la Suiza Italiana arroja luz sobre un aspecto poco explorado de los tatuajes: su posible impacto a largo plazo en el sistema inmunitario y la salud general. Liderado por el científico español Santiago Fernández González y publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), el trabajo concluye que esta práctica no es únicamente un procedimiento cosmético, sino que puede tener serias implicaciones médicas.

Ganglios linfáticos y tatuajes: Un almacén de tinta crónico

La investigación, desarrollada por el Instituto de Investigación Biomédica, evaluó la toxicidad de las tintas más comunes (negra, roja y verde). Uno de los hallazgos más importantes es que la tinta no solo se aloja en la dermis, sino que se acumula y persiste en los ganglios linfáticos de la mayoría de las personas, a menudo de por vida. Allí, permanece asociada a células del sistema inmune durante años.

Esta acumulación tiene consecuencias. Según el estudio, la tinta induce la muerte de estas células de defensa y provoca una reacción inflamatoria crónica. Este proceso afecta el correcto funcionamiento del sistema inmunitario, lo que a largo plazo podría traducirse en una mayor susceptibilidad a enfermedades infecciosas o a determinados tipos de cáncer.

"La inflamación es un mecanismo de nuestras defensas para combatir infecciones", explica el investigador Santiago Fernández González a RTVE Noticias. Si bien no es problemática en sí misma, su cronicidad es la principal preocupación. Al mantenerse en el tiempo, la inflamación se vuelve crónica, lo que se asocia con el agotamiento de las defensas del cuerpo y, por ende, el aumento de la posibilidad de padecer infecciones o incluso cáncer. Además, la magnitud de la respuesta inflamatoria puede ser especialmente problemática para personas sensibles, como aquellas con enfermedades autoinmunes o alergias a los pigmentos.

Toxicidad por color y muerte celular

El estudio detalla que la captura de la tinta por las células del sistema inmune desencadena una respuesta inflamatoria con dos fases: una aguda, que persiste durante los dos días posteriores a la realización del tatuaje, y una fase crónica que puede durar años y es la más inquietante.

Los científicos descubrieron que los macrófagos —células esenciales del sistema inmunitario— no pueden digerir la tinta capturada. Esto los lleva a una fase de muerte celular más pronunciada en los tatuajes hechos con tinta roja y negra, sugiriendo una mayor toxicidad de estos colores.

Localización y superficie

El cuerpo humano posee alrededor de 600 ganglios linfáticos, estratégicamente situados para controlar infecciones y eliminar células tumorales. El doctor Fernández González sugiere que la localización de los tatuajes podría influir en el tipo de enfermedades a las que se tiene mayor propensión. "Es posible que tener determinados ganglios afectados por la tinta puedan aumentar el riesgo de alguna patología específica en la zona que drenen, pero debe estudiarse con más detalle", indica.

De igual manera, cuanto mayor sea la superficie tatuada, mayor será la cantidad de tinta inyectada en el cuerpo y, por lo tanto, "las consecuencias podrían ser potencialmente peores", advierte el científico. Enfatiza que es crucial trasladar a la población que el tatuaje no es un mero procedimiento cosmético, sino que puede tener implicaciones más serias para la salud.

Mensaje de calma: Cautela, no alarmismo

A pesar de las conclusiones, el inmunólogo Óscar de la Calle, consultado por RTVE Noticias, lanza un mensaje tranquilizador a los millones de personas tatuadas en España. "La gente tatuada debería tener una tranquilidad absoluta," opina, señalando que, aunque la inflamación crónica es una posibilidad, "no pasa tan a menudo" como para observarse epidemiológicamente. La popularización de los tatuajes es relativamente reciente, por lo que los estudios epidemiológicos robustos aún son limitados.

De la Calle califica el estudio suizo como "muy sólido", pero cree que no hay que ser alarmista, sugiriendo que el factor decisivo podría ser el tamaño del tatuaje: si el 50 % del cuerpo está tatuado, las implicaciones son más lógicas que si se trata de figuras pequeñas.

El autor principal del estudio, por su parte, reitera que la limitación actual es la falta de suficientes estudios epidemiológicos que confirmen la asociación entre los tatuajes y enfermedades infecciosas o el cáncer, aunque sí menciona trabajos recientes que han encontrado un aumento significativo en el riesgo de linfoma y melanoma en individuos tatuados. "Son necesarios muchos más estudios para confirmar la asociación", concluye.

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