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¿Por qué una empresa de ciberseguridad recurre al rugby en una jornada de formación?
i4s formaba parte del grupo BBVA, y la ciberseguridad es un área extremadamente importante en el mundo de la nueva banca. El nuevo milenio nos lanza a una era tecnológica y de evolución trascendental del ser humano, quien ha cambiado el mundo numerosas veces, lo sigue haciendo y lo podemos hacer.
Trataré de expresarme con un ejemplo: Airbnb, la empresa que abarca 33.000 ciudades en 192 países, con dos millones de posibilidades de alojamiento disponibles, ha cambiado el mundo de la hostelería. Brian Chesky, Joe Gebbia y Nathan Blecharczyk lo idearon en 2008, y resulta que no tienen ni una sola habitación o edificio en propiedad donde alojan a sus millones de consumidores. Han cambiado el mundo.
¿Estás completamente de acuerdo y feliz en cómo funciona el mundo, tu mundo? ¿Por qué no lo podemos hacer nosotros? ¿Por qué no puedes hacerlo tú? A veces, no se necesita un plan de varios años y miles de euros. Basta con una visión, una buena idea, pero, sobre todo, con el coraje de llevarla a cabo.
Las empresas dependen de las personas
Las empresas están constituidas en gran parte por sus trabajadores, por sus empleados, con sus diferentes funciones y roles. Y aunque utilicen cada vez más la tecnología para llevar a cabo muchas de sus actividades, aún no dependen de robots, sino de personas.
Las empresas dependen de las personas. Las personas son seres humanos, con sentimientos y emociones, con necesidades y también con habilidades. Entender la empresa, la sociedad o cualquier equipo (incluso deportivo, por supuesto) sin entender la importancia de la persona que lo compone, que le da sentido y forma, me parece un gran sarcasmo, una broma de poco gusto, incluso para la rentabilidad de la propia empresa.
En una jornada en el Instituto de Empresa (IE Business School en Madrid) hablábamos de ecosistemas positivos y productivos. Claro que uno de los grandes objetivos o necesidades (no lo tengo claro, y os comentaré por qué un poco más adelante) es el rendimiento económico. Sea por este motivo o por, quizá, comprender que las personas que luchan por tus proyectos, por tu empresa o por sus programas, pero en tu nicho, son seres humanos cuyo mayor logro en la vida probablemente sea ser feliz.
Somos seres sociales, nos relacionamos en mayor o menor medida, con mayor o menor reticencia ante nuestros compañeros, incluso ante el entorno; en definitiva, con el ecosistema en el que vivimos o trabajamos. Vaya gran reto, lograr que ese lugar sea un contexto de mejora personal, de positivismo, de desarrollo de habilidades, de gestión y comprensión de las emociones que vivimos (a veces eufóricas, a veces complicadas), de las personas que nos rodean y que también son personas, al igual que tú, aunque a veces no lo parezcan…
Creer que todo es entrenar, y entrenar me ha mostrado un gran aprendizaje en mi carrera deportiva. Nos caracterizamos por nuestros pensamientos, pero sobre todo por nuestros actos. Somos quienes somos gracias a todo el trabajo que hemos hecho y labrado a lo largo de estos años. No somos de otra forma (ni para bien ni para mal) debido al trabajo que no hemos hecho y las habilidades que no hemos desarrollado en estos años.
Creer que todo es desarrollar, trabajo técnico, llamadas, 'emails', proyectos, programas, reuniones, discusiones, problemas, cafeína, atascos y todo para ayer es un gran problema, desde mi punto de vista.
La fórmula de la productividad
He oído decir que la fórmula de la productividad se parece a esto:
El factor exponencial del rendimiento empresarial
Creo que habría que ponerle un paréntesis y añadirle un pequeño gran exponente como es la persona: su actitud, sus valores, su estado emocional y el desarrollo de sus habilidades sociales. Este factor sí se puede trabajar. Este factor no suma ni resta; es exponencial. Es decir, es capaz de influir tan decisivamente en la rentabilidad de una empresa, que obviarlo en la fórmula, en tu equipo o en cualquier proyecto me parece abrumador.
Era una jornada de formación para i4S, como os comentaba, y su director quiso contar con una voz, aparentemente sin nada que ver con las otras formaciones que se dieron a lo largo de toda la mañana. Pero sí que había un gran porqué.
Pensamos acerca de los valores, de quiénes eran ellos como personas y qué querían ser como empresa; cuál era su identidad. Para ello, les compartí este momento tan especial que viví en la gira de mi proyecto solidario: Rugby Libre en Chile, la historia de Micaela.
El ejemplo de Micaela
Valorar la vida, las idas y las venidas. No se trata de ser feliz para siempre solo por no haber tenido una infancia tan dura, se trata de aprender de cada oportunidad, de cada momento, de cada fallo y de cada logro. Porque cuando te encuentras en la vida una Micaela, retornas a la humildad del ser humano. De la lección que te da una niña de una decena de años, que aún tan pequeña ya ha sacado conclusiones positivas de una experiencia tan negativa en su pasado: se puede salir para adelante.
¿Te imaginas lo que podría aportar al mundo si en el futuro se convierte en la CEO de una gran multinacional?
Si obviamos que trabajamos con personas estamos condenados al fracaso. El rugby puede impactar positivamente en tu empresa, en la cultura e identidad de tus equipos, en el liderazgo en los cargos de dirección o en el entrenamiento de la gestión emocional.
Invertir en las personas. Invertir en felicidad. Estrategia de productividad.
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