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A pesar de los desafíos causados por la pandemia, la pobreza extrema ha disminuido constantemente en las últimas décadas. Entre 1990 y 2020, mil millones de personas menos vivían por debajo del umbral internacional, es decir, con menos de 2,15 dólares al día. Estas situaciones están influenciadas por múltiples dimensiones que van más allá de lo económico, y sus impactos se multiplican cuando estas dimensiones se entrelazan.
Muchas personas viven con menos de 2,15 dólares al día
A pesar de los desafíos que la pandemia ha traído consigo, se ha observado un declive constante en la extrema pobreza durante las últimas décadas. Desde 1990 hasta el año 2020, el número de personas viviendo por debajo del umbral internacional, es decir, con menos de 2,15 dólares al día, ha disminuido en 1.000 millones.
Sin embargo, limitar nuestra visión únicamente al aspecto monetario oculta la complejidad y la verdadera magnitud y la vulnerabilidad. Estas realidades están influenciadas por una multitud de dimensiones que van más allá de lo económico, y sus impactos se multiplican cuando se entrelazan entre sí.
¿Cómo se puede medir la pobreza?
La medición de la pobreza es un desafío complejo debido a su naturaleza relativa y multifacética. Más de la mitad de las personas en situación de vulnerabilidad carecen de acceso a electricidad y combustibles limpios para cocinar.
Por otro lado, cerca del 40 % no tienen acceso a agua potable y saneamiento básico. Además, una de cada tres personas enfrenta simultáneamente la escasez de alimentos, vivienda y saneamiento. El informe también revela que el 83 % de las personas pobres residen en áreas rurales, y dos tercios de ellos viven en países de ingresos medios.
Alberto Casado, director de Advocacy de Ayuda en Acción, señala que medir la pobreza es difícil debido a su relativa naturaleza. La percepción varía según diversos contextos, como el temporal, e incluso factores de género o étnicos. Además, existe una compleja interrelación entre estos contextos. Ser un hombre pobre e indígena en El Salvador es una experiencia distinta a ser una mujer pobre e indígena en el mismo país.
Indicadores para reflejar la privación de oportunidades y servicios
La pobreza, una realidad compleja y multifacética, se manifiesta a través de una variedad de indicadores que reflejan la privación de los activos y oportunidades esenciales para una vida digna. Estos indicadores abarcan desde la salud y la nutrición hasta el acceso a la educación y los servicios básicos. La Oficina Estadística de la ONU introdujo en 1997 el Índice de Pobreza Humana, que considera la esperanza de vida, el acceso al conocimiento y un nivel de vida decente como criterios clave.
Estos son los 10 indicadores que conforman el IPM y que revelan la vulnerabilidad de millones en todo el mundo:
- Mortalidad infantil: Refleja el número de menores fallecidos en los últimos cinco años en una familia.
- Nutrición: Incluye tanto la falta de acceso a la comida como la desnutrición en menores de 70 años.
- Acceso a la educación: Mide la asistencia y finalización de la educación básica.
- Años de escolarización: Indica el número de hogares donde ningún miembro ha completado seis años de educación básica.
- Electricidad: La falta de acceso influye en la educación, alimentación y salud.
- Saneamiento: Evalúa la disponibilidad de instalaciones sanitarias adecuadas.
- Agua potable: Considera el acceso a fuentes de agua protegidas de la contaminación.
- Suelo y vivienda: Contempla las condiciones habitacionales básicas.
- Combustible para el hogar: Se refiere al uso de combustibles sólidos que afectan la salud.
- Bienes: Evalúa el acceso a bienes esenciales para una vida digna.
Estos indicadores, aunque diversos, revelan la complejidad y la necesidad de abordarla de manera integral. El enfoque en políticas educativas y de salud emerge como fundamental para mitigarla, mientras que los índices sirven para destacar áreas donde los gobiernos deben implementar políticas más efectivas para combatirla.
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