Este 22 de febrero llegó a las carteleras españolas la historia de Lee Israel, una escritora que tuvo cierto éxito contando las biografías de mujeres como Estée Lauder y Katherine Hepburn, pero cuya vida personal era un desastre. Su alcoholismo y naturaleza de carácter rudo hicieron que la tarea de conseguir trabajo para poder mantenerse fuera una misión casi imposible, hasta que tuvo la brillante -aunque ciertamente inmoral- idea de falsificar cartas de autores y celebridades ya muertas para la época.
Marielle Heller, la directora de The Diary of a Teenage Girl, vuelve a demostrar que tiene una sensibilidad especial para crear personajes que son (sin excusas) malas personas, pero que sienten profundamente, que aman y quieren ser amados.
Es un poco inesperado que la persona encargada de representar a esta mujer solitaria sea la actriz Melissa McCarthy, quien es conocida por sus actuaciones en películas de comedia, y que si bien varían en cuanto a calidad, no debemos olvidarnos del hecho de que en el cine se ha demostrado que las actuaciones más conmovedoras las encontramos cuando los actores de comedia hacen drama, y en este caso no se pudo haber elegido mejor actriz.
El gran talento de Melissa McCarthy
Interpreta a una Lee llena de detalles, que ama a su gato, finge ser Nora Ephron para que su agente le responda el teléfono y se ríe de una anécdota en donde alguien se hizo pis en un armario, arruinando un montón de abrigos caros. Junto a ella está Richard E. Grant, que la pasa increíble interpretando a un hombre homosexual con ganas de comerse no al mundo, sino la ciudad, y que conquista a Lee con su carisma y atractivo, volviéndose su amigo y cómplice.
¿Podrás perdonarme algún día? Es mejor que muchas de las películas biográficas que suelen surgir durante la temporada de premios.
https://www.youtube.com/watch?v=35Wy2rwP3TgEs decepcionante que aunque la película haya tenido tres nominaciones en los Premios Oscar a Mejor Actor Secundario, Mejor Actriz y Mejor Guión Adaptado, la academia siga sin reconocer el rol de las mujeres como directoras y como parte influyente y necesaria en la industria.
Esta es una cinta que llega sin grandes pretensiones y que hace de una vida amarga una historia dulce. Sin embargo, dicen que la comedia es una tragedia que se recuerda en el tiempo, y aunque en la noche de los premios se fue de vacío, fue porque como audiencia la dejamos pasar desapercibida. Queda claro que los que tenemos que pedir perdón somos nosotros.