Esa transformación se debe a los frecuentes incendios forestales, que convierten a la tundra en una fuente global de carbono para la atmósfera al absorber niveles récord de contaminación por combustibles fósiles que atrapan el calor.
Un estudio de la Universidad de Birmingham (Reino Unido) ha demostrado cómo el aire contaminado viaja desde nuestros pulmones al cerebro, lo que nos causa daños irreparables.
Los casos de asma se han duplicado en las dos grandes ciudades de España, Madrid y Barcelona, debido al aumento de la contaminación del aire en estas dos ciudades.