Siestas cortas mantienen el cerebro sano al envejecer. Estudio de la UCL muestra que las siestas habituales se asocian con mayor volumen cerebral y protección contra la neurodegeneración.
Los PBDE son productos químicos artificiales, utilizados en plásticos y textiles para hacerlos menos inflamables, representan un riesgo para la salud de todos los grupos de edad.
La actividad cerebral se intensifica en los momentos previos a la muerte, incluso en personas con demencia. Estudios muestran que estos episodios de lucidez pueden ocurrir antes del fallecimiento.