La actividad cerebral se intensifica en los momentos previos a la muerte, incluso en personas con demencia. Estudios muestran que estos episodios de lucidez pueden ocurrir antes del fallecimiento.
Nuestro cerebro llega a sufrir alteraciones cuando tenemos un 'crush' o amor platónico. La química cerebral se activa haciéndonos reaccionar de formas poco racionales.