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La resiliencia se pone a prueba en las localidades afectadas por la DANA. Las tiendas vacías y los negocios luchando por mantenerse a flote son la cruda realidad que afrontan muchos comerciantes en la zona.
La catástrofe natural dejó una estela de destrucción que, más de un año después, sigue asfixiando la economía local, especialmente la de los pequeños comercios de proximidad.
La DANA frena en seco la campaña navideña
El caso de Verónica es un espejo de esta dramática situación. En su tienda de ropa de mujer y regalos, las ventas han caído en picado tras las graves inundaciones. Con un pedido realizado de 39.000 euros, teme perder toda la campaña. A la mercancía de las últimas semanas se le ha sumado la ropa de otoño e invierno, acumulando stock en estanterías que apenas reciben clientes.
"Estamos hablando de una reducción de las ventas del 50 % con respecto al año anterior", asegura Verónica. Atribuye este desplome, entre otros motivos, al cierre del puente que une las dos partes del pueblo. "Los vecinos del otro lado tienen que hacer muchos pasos para llegar hasta aquí", lamenta, señalando cómo la infraestructura dañada por la DANA sigue obstaculizando el flujo de clientes. La pérdida de conectividad se traduce directamente en una pérdida de ingresos.
Reconstruir entre el lodo y la incertidumbre
La mayoría de los propietarios de estos pequeños comercios han tenido que realizar un enorme esfuerzo, tanto económico como anímico, para volver a levantar la persiana. El ímpetu por la recuperación choca de bruces con la falta de ayudas ágiles y la baja demanda.
Carmen, propietaria de una agencia de viajes en Massanassa, vio cómo su negocio quedaba completamente arrasado por el agua y el lodo. "Hemos decidido arreglarlo todo sin saber lo que va a pasar", señala, reflejando la valentía de quienes invierten sus últimos ahorros en la esperanza de un futuro mejor. Sin embargo, después de la inversión inicial para la reforma, deben hacer frente a los numerosos gastos fijos de mantener el negocio abierto.
El impacto de la DANA en las decisiones de consumo es evidente. "Teníamos un montón de viajes vendidos, pero tras la DANA, como es normal, se anularon. Ahora vendemos un 60 % menos", lamenta la emprendedora. "Hay mucha gente afectada, sin casa, y no se van a gastar el dinero en irse de viaje", explica con resignación, mientras lucha por sacar adelante a sus dos hijos de cuatro años.
El efecto dominó en la economía local
En el trayecto que conecta Catarroja y Massanassa todavía se pueden observar muchos comercios cerrados permanentemente. En los que sí han logrado reabrir, apenas hay clientes. La devastación causada por la DANA ha generado un efecto dominó, consumiendo los recursos de las familias en las reparaciones urgentes.
"Si te lo gastas todo en rehacer tu casa y volver a ponerlo todo en condiciones, qué margen te queda para el ocio o para gastar", se pregunta un vecino, resumiento la falta de liquidez generalizada.
Esta falta de recursos se deja notar también en la tienda de Ana, otra comerciante de la zona. "Es muy fuerte, muy fuerte lo que ha pasado. La gente ha perdido todo y eso se ha notado en su capacidad económica para comprar", comenta.
La DANA y sus secuelas siguen pesando como una losa. Más de un año después de la catástrofe, la recuperación económica sigue estando muy lejos para los pequeños comerciantes de l´Horta Sud, que continúan sumidos en la incertidumbre sobre su futuro. Los comerciantes necesitan medidas urgentes que reaviven el consumo y les permitan recuperar la normalidad.
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