Uno de los retos más importantes para la población es intentar reducir la cantidad de gases de CO2, ya que son los causantes del efecto invernadero y el cambio climático.
Las cuencas del Éufrates y el Tigris siempre han tenido vida, y lo más importante, agua. Actualmente son muchas las zonas que viven la escasez de lluvia, lo que provoca consecuencias en la producción agrícola y en la aparición de enfermedades.
Existen áreas geográficas que se convierten en zonas protegidas desde un punto medioambiental debido a su fauna y flora, lo que les convierte en espacios aislados de la actividad humana para evitar su deterioro biológico y ecológico.
Los impactos climáticos podrían triplicarse pronto en las ‘zonas de vida’ del planeta si no se reducen drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero.
Existen muchos elementos perjudiciales para el medio ambiente y sobre todo para el medio marino. La abundancia de microplásticos provoca el deterioro de lo océanos y con ello, el aumento de la contaminación.
Las nuevas generaciones se están tomando más en serio el cuidado del medioambiente desde la aparición de la joven activista, Greta Thunberg, y varios grupos como Fridays for Future.