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Un informe elaborado por la Mesa por la Hospitalidad del Arzobispado de Madrid revela que un 5 % de las personas sin vivienda que duermen en el aeropuerto Adolfo Suárez-Madrid Barajas presentan una "discapacidad evidente". El estudio, realizado entre marzo y abril, recoge una fotografía puntual de la realidad que viven quienes utilizan las instalaciones aeroportuarias como refugio nocturno.
En concreto, el 25 de marzo se identificaron 421 personas en todas las terminales del aeropuerto, de las cuales al menos 20 presentaban algún tipo de discapacidad. Los porcentajes registrados fueron del 4 % el 1 de abril y del 6 % el 8 de abril, aunque en estas fechas no se obtuvo información de la Terminal 3 por falta de voluntariado.
La Terminal 4 concentra el mayor número de personas sin vivienda
La mayoría de personas sin vivienda se concentra en la Terminal 4, donde se contaron 267 personas el 25 de marzo, 205 el 1 de abril y 162 el 8 de abril.
El objetivo del estudio, según detalla el informe recogido por Servimedia, fue “conocer el número aproximado de personas que duermen en las instalaciones del aeropuerto a través de un recuento directo en varias noches, así como caracterizar a dicha población para entender mejor su situación y necesidades”.
Uno de los encargados de realizar las encuestas fue Gaspar García, coordinador del proyecto ‘Despega’ de la ONG Bokatas, quien colabora desde hace más de diez años con personas sin vivienda en el aeropuerto. El Arzobispado contactó con él para el proyecto debido a la confianza que ha generado entre los usuarios del aeropuerto.
Gaspar: “No es lo mismo vivir en la calle con una discapacidad que tener un hogar con ayuda”
Gaspar García, voluntario del proyecto ‘Despega’ de la asociación Bokatas, explicó a Servimedia que entre las personas sin vivienda que duermen en el aeropuerto hay muchos tipos de discapacidad. Algunos tienen una pierna amputada por problemas de diabetes, otros sufren trastornos mentales y necesitan medicación, y también hay quienes usan silla de ruedas o muletas. Aunque algunas reciben ayudas por su discapacidad, no reciben apoyos específicos por vivir en la calle, y lo que cobran no les alcanza para cubrir sus necesidades.
Por eso, Gaspar pide que se atienda cada caso de forma individual. “No es lo mismo estar sola en la calle en silla de ruedas que vivir en una casa con ayuda y atención. En una casa puedes ir al baño con más facilidad o mantener la higiene, cosas que son muy complicadas en el aeropuerto”, señaló.
Bokatas es una asociación sin ánimo de lucro, no religiosa ni política, que trabaja desde 1991 con personas sin vivienda en Madrid, Zaragoza y Valencia. El proyecto ‘Despega’ empezó hace diez años y cuenta con un centro de día donde las personas pueden ducharse, lavar ropa, ver películas, usar ordenadores, cocinar y más. Este espacio se mantiene gracias a donaciones privadas. Parte de ese dinero se usa para repartir bocadillos y café a las personas que viven en la calle. “No somos un comedor ambulante, es solo una forma de acercarnos a ellas”, aclara Gaspar.
Actualmente, calcula que hay menos de 200 personas durmiendo en el aeropuerto de Barajas, y aunque la situación no ha cambiado mucho en los últimos años, sigue siendo muy difícil para quienes la viven.
Consecuencias
Gaspar comprende el problema que ha puesto sobre la mesa un sindicato, pero también le duele que por culpa de unas pocas personas problemáticas –que existen en todos los grupos, incluso entre quienes viven en la calle– terminen pagando justos por pecadores. Esto lo dice por los posibles conflictos que hayan ocurrido en el aeropuerto. También lamenta que el asunto haya terminado convirtiéndose en un enfrentamiento político.
“Antes, las personas sin hogar pasaban desapercibidas. Se sentaban en un banco con su mochila, dormían y por la mañana se iban a trabajar. Pero Aena quitó los bancos de las zonas anteriores al control de seguridad, y al no tener dónde sentarse, ahora tienen que tumbarse”, explica Gaspar. Además, se las ha concentrado en un pasillo, lo que hace que llamen más la atención. Según él, apenas había una decena de personas con aspecto más descuidado o con un colchón.
“El 90% son personas vulnerables, y que se hable tanto de ellos en los medios no les ayuda, porque al final son los que se quedan sin poder dormir allí”, continúa. “Esto es un asunto político. Si hay voluntad política, hay solución, aunque no sea fácil”, dice este voluntario de Bokatas, quien cree que la salida pasa por un plan individualizado para cada persona sin hogar, que incluya varios tipos de apoyo, no solo darles una habitación o trabajo.
Dormir en la Terminal
El informe de la Mesa confirma que muchas personas se ven obligadas a dormir en el Aeropuerto de Barajas. Del estudio del 25 de marzo se extrae que el 78 % de quienes dormían allí eran hombres, el 72 % llevaba maletas o bolsas, el 7 % tenía problemas de higiene, el 19 % estaba en grupo, y el 62 % estaba despierto durante el recuento.
Se hicieron 137 entrevistas con un cuestionario que mostró que la mayoría no son españolas: solo el 26 % tiene nacionalidad española, el 14 % son de otros países europeos, el 46 % de América, el 9 % de África y el 2 % de Asia. El 90 % se va del aeropuerto durante el día y el 38 % tiene trabajo.
Además, el 80 % lleva más de seis meses viviendo en España, el 50 % duerme en el aeropuerto desde hace más de medio año, y el 52 % está empadronado en Madrid. Todo esto muestra que se trata de un grupo muy diverso, y que, según la Iglesia de Madrid, requiere coordinación y compromiso de todas las administraciones.
Falta de políticas adecuadas
No se puede decir que estas personas estén en el aeropuerto solo porque falten servicios sociales de emergencia o atención a migrantes. Lo que ocurre es que el sistema de acogida e integración no está funcionando bien, sumado a muchos factores individuales o difíciles de detectar. Esto convierte a este grupo en un claro ejemplo de por qué hacen falta políticas más completas: vivienda, salud mental, ayudas económicas, entre otras, que frenen su deterioro y eviten que caigan en la exclusión.
El informe también dice que estas personas no están en esta situación solo por haber migrado hace poco, sino porque el sistema de protección social no ha logrado ayudarlas adecuadamente. Muchas han seguido un camino de integración que no ha salido bien y han acabado excluidas.
Además, se señala que la mayoría –alrededor de 7 de cada 10– está en edad de trabajar, aunque casi 5 de esos 7 son personas mayores que ya tienen difícil volver al mercado laboral. Por eso, el informe concluye que lo más útil sería garantizarles algún tipo de ingreso o ayuda social, más que centrarse únicamente en ofrecerles empleo.
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