Rubén Pérez, el entrenador sordo que llevó al fútbol sala español a rozar la gloria

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26/08/2025 - 18:00
Rubén Pérez, el entrenador sordo de fútbol sala que casi consigue llevar a España a la gloria

Lectura fácil

En el vertiginoso mundo del fútbol sala, donde las órdenes se gritan, el sonido del balón es una guía y el pitido del árbitro detiene el tiempo, un hombre ha demostrado que se puede liderar desde el silencio. Rubén Pérez es mucho más que un entrenador de éxito; es un símbolo de superación, resiliencia y la prueba viviente de que el talento no entiende de barreras. Sordo desde muy joven, ha conseguido hacerse un hueco en uno de los deportes más exigentes del panorama nacional, no solo compitiendo, sino llevando a la selección española a cotas nunca antes imaginadas.

Su historia no solo inspira, sino que obliga a una reflexión profunda sobre la accesibilidad, los prejuicios y el verdadero significado de la capacidad en el deporte de élite. No es la historia de un deportista con discapacidad, sino la de un líder que ha transformado su realidad en una ventaja estratégica.

Entrenar sin oír, pero con una visión que lo abarca todo

Entrenar un equipo de fútbol sala es un desafío táctico y de gestión de grupo inmenso. La velocidad del juego exige una comunicación instantánea y una lectura rápida de las situaciones. Hacerlo con una discapacidad auditiva profunda podría parecer una limitación insuperable. Sin embargo, Rubén Pérez ha convertido esta aparente desventaja en una de sus mayores fortalezas, desarrollando un método de trabajo que prioriza la inteligencia visual y la cohesión del equipo.

Su sistema se basa en una meticulosa preparación y en una comunicación no verbal perfectamente coreografiada. Antes de cada partido, se estudian todas las jugadas de estrategia a balón parado hasta que cada jugador sabe exactamente dónde debe estar sin necesidad de una orden gritada. Durante el juego, utiliza un sistema de señas visuales, pizarras tácticas en los tiempos muertos y, sobre todo, ha inculcado en sus jugadores una autonomía y una capacidad de leer el partido que es muy superior a la media. Su equipo no necesita que le griten lo que tiene que hacer, porque ya ha sido entrenado para saberlo. Esta metodología no solo es eficaz, sino que empodera a los jugadores, haciéndoles más inteligentes y responsables en la pista.

El arquitecto de un sueño: llevando a España a la élite

El impacto de Rubén Pérez al frente de la selección española de fútbol sala para personas sordas ha sido decisivo y medible. Cogió un equipo con potencial pero sin grandes resultados internacionales y lo transformó en una potencia capaz de competir de tú a tú con las mejores del mundo. En competiciones recientes, como el Campeonato de Europa, el equipo nacional ha rozado la gloria, alcanzando finales y quedando a las puertas de un título que hace unos años parecía una utopía.

Este éxito es el resultado de su liderazgo. Ha sabido construir un grupo unido, comprometido y con una fe inquebrantable en un estilo de juego basado en el orden táctico y la intensidad. Su capacidad para conectar con jugadores que comparten su misma realidad, entendiendo sus frustraciones y motivaciones, ha creado un vínculo emocional en el vestuario que se traduce en una entrega total en la cancha.

La carrera de obstáculos fuera de la pista

La trayectoria de Rubén Pérez no ha estado exenta de dificultades. Más allá de los rivales deportivos, ha tenido que enfrentarse a barreras mucho más sutiles pero igualmente duras: los prejuicios y la falta de apoyos institucionales. En un mundo deportivo que a menudo valora el grito y la gestualidad vehemente, su liderazgo silencioso y cerebral ha tenido que demostrar su valía el doble de veces.

Ha luchado por conseguir recursos para su equipo, por visibilizar un deporte minoritario y por abrirse camino en un sistema de formación de entrenadores que no siempre está preparado para la inclusión. Su sólida carrera profesional, reconocida hoy por jugadores, federaciones y aficionados, se ha construido a base de trabajo, resiliencia y la negativa a aceptar un "no" por respuesta. La historia de Rubén Pérez es también la de una lucha contra la condescendencia.

La inclusión real: una lección desde el banquillo

El caso de Rubén Pérez ha vuelto a poner sobre la mesa la importancia de que el deporte sea inclusivo a todos los niveles, no solo en la participación, sino también en el liderazgo. Su éxito demuestra que una discapacidad no es un impedimento para dirigir al más alto nivel. De hecho, su experiencia le ha dotado de unas herramientas comunicativas y una empatía que son una ventaja.

Su figura es una llamada a la acción para las instituciones deportivas. Es necesario crear itinerarios formativos accesibles para que más personas con discapacidad puedan obtener las titulaciones de entrenador, y apostar por ellos en los banquillos. La diversidad en el cuerpo técnico no es una cuestión de cuotas o de caridad; es una estrategia de enriquecimiento. Aporta nuevas metodologías, rompe barreras mentales y crea referentes poderosos para las nuevas generaciones de deportistas.

En definitiva, Rubén Pérez ha abierto un camino. Ha demostrado que el liderazgo más efectivo no es el que más grita, sino el que tiene una visión más clara. Su éxito es una victoria para el fútbol sala español, pero, sobre todo, es una lección inolvidable para todos.

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