Un estudio internacional liderado por investigadores de varias instituciones revela que las primeras abejas evolucionaron en el oeste del antiguo supercontinente Gondwana hace más de 120 millones de años.
Un reciente informe afirma que proteger a las abejas y otros insectos polinizadores, no solo es beneficioso para los ecosistemas, sino también para el mercado laboral.
Las polillas son menos resistentes que las abejas debido a su ciclo de vida complejo y requisitos de polinización más específicos. A pesar de ello, juegan un papel crucial en la polinización de las comunidades de plantas urbanas.
En general, las abejas suelen volar en esta época del año para buscar alimento y polinizar flores, pero las altas temperaturas y la falta de agua están dificultando su supervivencia.
La Comisión Europea ha comenzado a tramitar una iniciativa ciudadana llamada "Salvemos a las abejas y agricultores", para mejorar la protección de los polinizadores y garantizar un uso sostenible de los pesticidas en la agricultura de la UE.