Existen áreas geográficas que se convierten en zonas protegidas desde un punto medioambiental debido a su fauna y flora, lo que les convierte en espacios aislados de la actividad humana para evitar su deterioro biológico y ecológico.
Mientras tanto, la calidad del aire preocupa a los expertos tras volverse "extremadamente desfavorable" por la gran cantidad de ceniza y gases tóxicos.