Un grupo de investigadores españoles ha centrado su observación en la relación entre el incremento del ruido urbano y los ingresos de urgencia de personas con trastornos mentales.
La zona subtropical que rodea Hong Kong es una zona con alto nivel de contaminación acústica. Por eso, WWF reclama acciones para proteger a especies como los delfines.
Además de la pérdida de audición, los altos niveles de ruido provocan problemas psicológicos, como insomnio, estrés o ansiedad, pero también fisiológicos, como aumento de la frecuencia cardíaca o colitis e incluso la muerte.
Un grupo internacional de sismólogos ha revelado que el año más silencioso ha sido el 2020, porque el ruido ambiental generado por los humanos cayó un 50 %.