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La educación ambiental tiene un valor tan fundamental que, en mayo de 2021, más de 80 ministros y viceministros, junto a 2.000 expertos en medio ambiente y enseñanza, participaron en una cumbre en Berlín para dar forma a la Declaración de Berlín sobre la Educación para el Desarrollo Sostenible (EDS).
Este acuerdo trascendental se concretó al cierre de una Conferencia Mundial en formato virtual, organizada por la UNESCO con el respaldo del Ministerio Federal de Educación e Investigación de Alemania y la Comisión Alemana para la UNESCO.
La Declaración promueve políticas educativas que integran desde los contenidos académicos hasta la participación ciudadana activa, subrayando la relevancia de desarrollar tanto capacidades cognitivas como habilidades sociales y emocionales, con el propósito de avanzar hacia una sociedad más sostenible. Uno de los mensajes clave del encuentro fue que la educación ambiental debe ser un derecho universal y no un lujo reservado para unos pocos.
De acuerdo con investigaciones de la UNESCO, tanto la formación como la educación ambiental son herramientas clave para alcanzar otros objetivos relacionados con la salud, la nutrición, el medio ambiente y el bienestar ciudadano, aunque su efectividad también se vincula con avances en distintos ámbitos.
Una educación inclusiva y de calidad no solo favorece el desarrollo individual y familiar, sino que también impulsa el progreso de la sociedad en su conjunto. Proporciona a las personas las competencias necesarias para acceder al mercado laboral, cuidar su entorno y participar activamente en su comunidad, al tiempo que fomenta la productividad, la creatividad y el emprendimiento.
Fundamentos de la educación ambiental
Una enseñanza enfocada en el desarrollo sostenible es esencial para transformar los valores y conductas de las próximas generaciones, con el objetivo de proteger verdaderamente los recursos naturales y el entorno.
La educación ambiental se sustenta en principios como el respeto y la valoración del aire, el agua y la tierra, reconociendo su importancia y riqueza. También en la conciencia de que preservar su salud es vital para todos los seres que habitamos este planeta: personas, animales y plantas.
Es fundamental que cada individuo tome conciencia de que vivimos en un mundo con potencial para alimentar adecuadamente a toda la población, y que cada esfuerzo personal suma para alcanzar esa meta.
Debemos formar ciudadanos capaces de evaluar, conservar, recuperar y mejorar el medio ambiente. Es necesario que comprendan los problemas ecológicos actuales, trabajen para revertirlos y contribuyan a la construcción de un mundo más justo, seguro y sostenible.
Cada persona debe asumir una actitud responsable, no solo pensando en su propio bienestar, sino también en el colectivo. Debe comprometerse con sus derechos y deberes a nivel local, nacional y global. Por eso, la formación ambiental es tan relevante.
Educación ambiental desde la infancia
La conciencia ambiental debe comenzar en casa, con adultos que sean un ejemplo en el cuidado del medio ambiente. Padres que reciclan, reutilizan y respetan la naturaleza enseñan con sus acciones y sirven de modelo para sus hijos.
En la escuela, los docentes y el personal educativo deben fomentar el respeto por el entorno y aplicar medidas pedagógicas que promuevan la protección del medio ambiente. Las actividades lúdicas y educativas deben ayudar a los niños a valorar su entorno natural y aprender a cuidarlo.
Este aprendizaje puede incluir desde el cultivo en huertos escolares, que les permite conocer el ciclo de vida de las plantas, hasta el respeto por todos los animales y hábitos tan sencillos como evitar tirar basura o reutilizar papel.
A medida que los estudiantes crecen, la enseñanza ambiental debe profundizarse, permitiéndoles participar activamente en la transformación necesaria para preservar tanto los espacios locales como los ecosistemas globales.
Necesidad de expertos en educación ambiental
En los niveles superiores de educación, la formación ambiental es clave para avanzar hacia una sociedad más equitativa y habitable, no solo para nosotros, sino también para las futuras generaciones.
Sin profesionales capacitados en áreas específicas, no será posible enfrentar los desafíos ambientales actuales ni implementar soluciones eficaces y sostenibles.
La gestión de los recursos naturales, la planificación estratégica, la organización y ejecución de políticas ambientales requiere de formación especializada para lograr un impacto positivo y duradero.
Campos esenciales
Cuando la formación se orienta hacia la gestión del entorno natural y la conservación de la biodiversidad, prepara a los futuros profesionales en aspectos esenciales como el uso sostenible de los recursos, la protección de áreas naturales y la conservación de especies silvestres.
Otros aspectos clave incluyen la respuesta al cambio climático (adaptación y mitigación), el desarrollo urbano sostenible (tanto su manejo actual como su planificación futura) y la prevención ambiental en todos los niveles.
Además, se necesita formar a futuros educadores comprometidos con el medio ambiente, que puedan transmitir estos valores a nuevas generaciones de docentes. Ellos serán agentes clave en la concienciación ambiental y en la formación de ciudadanos responsables con el planeta.
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