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Israel ha vuelto a atacar las instalaciones de la Organización de Innovación e Investigación Defensiva, una entidad dependiente del Ministerio de Defensa de Irán dedicada al desarrollo de tecnología militar, en las proximidades de Fordow. Es la octava noche consecutiva en que la Fuerza Aérea israelí lanza bombardeos sobre territorio iraní, tras iniciar la ofensiva el viernes 13, justificándola como un intento de detener el programa nuclear iraní.
El programa nuclear de Irán incluye diversas instalaciones, entre ellas reactores nucleares y plantas relacionadas con el ciclo del combustible, aunque solo una parte de estas se encuentra bajo tierra. De acuerdo con la organización Nuclear Threat Initiative (NTI), en octubre de 2023 Irán acumulaba 4.486,8 kg de uranio enriquecido. Para mayo de 2024, el país había logrado enriquecer 142,1 kg de ese material al 60 %.
En los últimos días, Israel ha lanzado ataques sobre territorio iraní con el objetivo de desmantelar su programa nuclear, logrando destruir la mayoría de sus instalaciones.
Fordow resiste: la planta subterránea que sigue operativa pese a los ataques israelíes
La planta de Natanz, la más importante del país, contaba con dos instalaciones de enriquecimiento, pero su vulnerabilidad la convirtió en un objetivo fácil. Las bombas israelíes prácticamente la han reducido a escombros. Por su parte, el complejo de Isfahan, el principal centro de investigación nuclear de Irán, donde trabajan alrededor de 3.000 científicos ha sufrido daños severos.
Otra planta nuclear significativa de Irán, la central de Fordow, continúa operando. Esta instalación dedicada al enriquecimiento de combustible está construida dentro de una montaña, lo que le proporciona una protección sólida frente a posibles ataques. Se encuentra en el norte del país, en una zona montañosa próxima a la ciudad sagrada de Qom, a menos de 100 kilómetros de Teherán.
Uranio enriquecido en casi un 84 %
El régimen cuenta allí con más de 1.000 centrifugadoras operativas, aunque en su momento le informó al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) que la instalación podría contener hasta 3.000. Una parte de estas centrifugadoras son modelos avanzados IR-6, que pueden enriquecer uranio hasta un 60 %, según la Nuclear Threat Initiative.
En 2009 fue cuando nos enteramos de la existencia de Fordow, pero no porque las autoridades lo hicieran público. Fueron Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia quienes denunciaron que Irán estaba construyendo esta instalación de forma clandestina y sin notificar al OIEA. El presidente estadounidense en ese momento, Barack Obama, afirmó que "las dimensiones y el diseño" de la instalación no eran compatibles con un programa nuclear pacífico.
Pocos días antes, Teherán informó a la agencia nuclear de la ONU. Sin embargo, la instalación de Fordow llevaba un tiempo en proceso de construcción. Fotografías satelitales de 2004 ya evidenciaban sus estructuras principales, y el OIEA afirma contar con imágenes que indican que la obra comenzó en 2002.
En marzo de 2023, el OIEA reportó que había detectado uranio enriquecido al 83,7 % de pureza en ese lugar. Un informe posterior, fechado en diciembre de 2024, indicaba que Irán estaba acelerando el ritmo de producción y que pronto podría alcanzar una capacidad mensual superior a 34 kilos de uranio enriquecido (aunque al 60%), en comparación con los 4,7 kilos mensuales registrados hasta entonces.
¿Se fabrica el arma nuclear en Fordow?
El informe de la agencia nuclear de la ONU calculó que había más de 180 kilos de uranio con una pureza superior al 60 %. Los expertos advirtieron que con 50 kilos de ese material se podría fabricar una cabeza nuclear. El OIEA expresó gran preocupación por la producción de uranio altamente enriquecido por parte de Irán y recordó que es el "único país sin armas nucleares que realiza este tipo de enriquecimiento".
Esto podría explicar el cuidado extremo que el régimen ha puesto en proteger la planta de Fordow. En 2009, mediante una carta al OIEA, Irán justificó que la construcción subterránea de esta instalación respondía a las "amenazas de ataques militares contra el país". En esa comunicación se explicaba que la planta funcionaría como respaldo para la cercana instalación de Natanz, la cual, según se señalaba, "estaba entre los objetivos potenciales de ataques militares".
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