Según la ONG Oceana, las aguas marinas españolas son "trampas de plásticos" porque una gran parte del mar cuenta con profundidades de más de 200 metros, lo que obstaculiza la retirada de estos residuos.
La acidificación del océano mata a numerosas especies marinas, que a su vez sirven de sustento para otros animales del océano, lo que acaba repercutiéndonos a nosotros mismos.