Nuestro cuerpo emite una luz muy débil que no podemos ver, creada por procesos químicos internos. Esta bioluminiscencia cambia durante el día y podría usarse en el futuro para ayudar a detectar problemas de salud.
La nictofobia es un miedo intenso a la oscuridad arraigado en la historia ancestral de la humanidad. Puede surgir por experiencias traumáticas, predisposición genética y aprendizaje observacional.