Encuentran la villa más lujosa de la Hispania romana en Cuenca

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10/06/2019 - 12:36
Yacimiento Noheda

Lectura fácil

Castilla-La Mancha abrirá al público la villa romana más lujosa de la Hispania romana. La hacienda de un aristócrata inmensamente rico que incluye el mayor mosaico figurativo del mundo y una colección de 500 piezas de mármol.

El mayor mosaico figurativo del Imperio Romano

Hace unos años un agricultor con un arado descubrió varias piedras pequeñas piedras de colores que resultaron ser teselas de uno de los mosaicos más grandes de todo el arco mediterráneo, de unos 300 metros cuadrados.

El yacimiento arqueológico de la villa romana de Noheda, en Villar de Domingo García (Cuenca), reveló en 2018 nuevos hallazgos en los que se encontraron un peristilo y un gran salón, de 750 metros cuadrados, que "no tiene parangón" por el momento en el mundo romano.

Pero si por algo destaca esa villa, que perteneció a un hombre inmensamente rico, un multimillonario de la época romana, es porque se hizo enlosar su mansión con uno de los mosaicos más grandes de todo el arco mediterráneo, que las administraciones esperan abrir al público "cuanto antes".

La Villa de Noheda

Su dueño era tan adinerado como para hacerse traer en el siglo IV el vino desde Siria (a 4.921 kilómetros de distancia). Un individuo tan poderoso que la villa en la que vivía y hacía negocios ocupaba 10 hectáreas, según los últimos datos del georradar.

Solo el salón de su casa (triclinium) medía 291 metros cuadrados y estaba decorado con mosaicos dignos del palacio de un emperador.

Ahora la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha va a abrir el yacimiento, denominado Villa de Noheda, en la localidad de Villar de Domingo García (218 habitantes), y a hacer públicos los espectaculares resultados de las investigaciones.

El alcalde de la localidad, Javier Parrilla, quiere que su apertura coincida con la nueva campaña de trabajos arqueológicos del verano, donde está previsto, entre otras actividades, iniciar la excavación de la sala de recepción (salón áulico) de la villa. 

Cuando el arado abrió la tierra, cientos de pequeñas piedras de vivos colores volvieron a la luz

Los servicios arqueológicos comenzaron las excavaciones ya que en un mapa de Alonso de la Cruz (1554), que se guarda en el monasterio de El Escorial, denomina al lugar Villar de la Vila y en 1897 Francisco de Coello ya describió la “existencia de unas ruinas romanas, con teselas, en la pedanía de Noheda”.

Noheda es un fiel reflejo de un intento de transmitir un mensaje de alta carga ideológica y propagandística: el poder de un terrateniente (dominus) que garantizaba la estabilidad económica y social a la comunidad.

El fundus —que ocupaba 80 kilómetros cuadrados— lo componían las tierras de cultivo (ager), los pastos para el ganado (saltus) y un área montañosa (silva) de donde se obtenía madera. La villa se alzaba en un punto estratégico de la hacienda con suficientes recursos hídricos, resguardada de los vientos del norte y cercana a una vía de comunicación. En el caso de Noheda, la hacienda estaba suficientemente alejada de la calzada romana para no ser detectada por visitas indeseadas o asaltada por legiones hambrientas.

Las pinturas que decoran las paredes de las villas romanas, los mosaicos de los suelos, las esculturas y otros elementos que ornamentan estos espacios poseen un sentido. En Noheda significan la posesión de la máxima riqueza. Los especialistas no encuentran una respuesta a cómo fue posible tal acumulación de opulencia: se han detectado más de 30 tipos de mármoles traídos de todo el mundo conocido en la época. La construcción ocupaba 10 hectáreas y solo el triclinium del edificio, 291 metros cuadrados.

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