La movilidad reducida, la situación de dependencia, la edad avanzada o la pobreza son factores que dificultan el acceso a dispositivos tecnológicos como ordenadores o tablets.
Hemos dejado atrás dos meses de aplausos sanitarios y de buenos actos y ahora aparece la cara amarga de la pandemia: las caceroladas al Gobierno, que en su mayoría no están ni permitidas ni guardan la distancia de seguridad.