Un nuevo estudio revela que el cambio climático vuelve más extremos los ciclos de lluvias en la Amazonía. La estación húmeda recibe más lluvias, mientras que la estación seca se vuelve más árida.
La llegada del verano y, como consecuencia, de las altas temperaturas favorece la proliferación de bacterias en los alimentos, lo que hace que estos se estropeen más rápidamente.