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La Comisión de Salud Pública, formada por especialistas del Ministerio de Sanidad y por los responsables de salud pública de todas las comunidades y ciudades autónomas, dio luz verde este miércoles al Documento Marco de Recomendaciones para el control de las Infecciones Respiratorias Agudas (IRAs). Este nuevo marco servirá como guía para incrementar la capacidad de respuesta frente a la epidemia estacional de los virus respiratorios durante la campaña 2025-2026, reforzando tanto la vigilancia como la coordinación territorial.
La ministra de Sanidad, Mónica García, celebró la aprobación a través de sus redes sociales, subrayando que se ha alcanzado un protocolo común para afrontar gripe, covid-19 y otras infecciones respiratorias.
En su mensaje destacó que medidas como el teletrabajo o la utilización de mascarillas en centros sanitarios “salvan vidas”, y recordó que desde el Ministerio siempre defendieron que era posible avanzar hacia un consenso estatal en esta materia.
Una estrategia basada en la experiencia adquirida durante la pandemia
El documento aprobado bebe directamente del aprendizaje acumulado durante la pandemia de covid-19 y consolida la vigilancia integrada que se impulsó en los años posteriores. Esta actualización se ajusta además a las recomendaciones tanto del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) como de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La vigilancia de las IRAs se apoya en un conjunto de fuentes que permiten monitorizar en tiempo real la transmisión del virus, la gravedad de los casos y el impacto en la asistencia sanitaria. Entre estas fuentes destacan:
- SiVIRA, el sistema estatal de vigilancia de Infecciones Respiratorias Agudas.
- MoMo, que recopila información diaria sobre la mortalidad.
- Sivamin, que integra las coberturas de vacunación.
- Los datos de ocupación hospitalaria y de UCI, esenciales para evaluar la presión asistencial.
El análisis conjunto y semanal de todos estos indicadores proporciona una detección precoz de cambios en la evolución epidemiológica. De este modo, se facilita una evaluación continua del riesgo, ajustada a las particularidades de cada comunidad autónoma.
Clasificación por escenarios de riesgo de infecciones respiratorias
El nuevo documento establece cuatro escenarios de riesgo en función del nivel de transmisibilidad de las infecciones respiratorias y del impacto asistencial:
- Situación interepidémica o basal
- Epidemia de nivel bajo o medio
- Epidemia de nivel alto
- Epidemia de nivel muy alto
Esta clasificación orienta la aplicación progresiva de medidas según la evolución de la situación epidemiológica. Cada etapa incorpora también las recomendaciones del nivel previo, garantizando una implementación escalonada y coherente en todo el territorio.
Medidas comunes recomendadas
El marco aprobado recoge un paquete de recomendaciones que deben mantenerse en cualquier escenario de las infecciones respiratorias. Entre las más relevantes figuran:
- Promoción de la vacunación frente a los principales patógenos respiratorios.
- Consolidación y refuerzo de los sistemas de vigilancia epidemiológica.
- Formación continua del personal sanitario y no sanitario.
- Actualización de los planes de contingencia en centros sanitarios y sociosanitarios.
- Impulso de la ventilación adecuada, la higiene respiratoria y el lavado de manos.
- Uso de mascarilla quirúrgica en personas con síntomas, especialmente si conviven o van a interactuar con personas vulnerables.
- Reducción de interacciones sociales de quienes presenten síntomas.
Además, se insta a las autoridades a desarrollar materiales informativos que permitan que la ciudadanía comprenda y aplique estas medidas de forma sencilla.
Actuaciones según cada escenario
1. Escenario interepidémico o basal En este nivel se mantienen las medidas preventivas generales: vigilancia continua, campañas de vacunación y formación del personal. Se insiste en que cualquier persona con síntomas respiratorios utilice mascarilla, y en que los trabajadores sintomáticos de centros sociosanitarios mantengan este uso de manera constante.
2. Epidemia de nivel bajo o medio. Aquí se refuerza la coordinación entre instituciones y se incrementa la comunicación pública. La recomendación del uso de mascarilla en sintomáticos se intensifica. En hospitales, su uso se aconseja específicamente en áreas sensibles como oncología o trasplantes. En centros residenciales, los trabajadores con síntomas deben mantener la mascarilla y se pueden aplicar medidas adicionales si se detecta transmisión interna.
3. Epidemia de nivel alto. Las medidas se vuelven más estrictas. Los centros sanitarios adaptan sus planes de continuidad asistencial y se recomienda el uso generalizado de mascarilla en zonas comunes como salas de espera y urgencias. En residencias se revisan las políticas de visitas y se aconseja que las personas vulnerables utilicen mascarilla en espacios cerrados mal ventilados.
4. Epidemia de nivel muy alto. En este máximo nivel de riesgo se activa una coordinación excepcional entre territorios, con reuniones específicas del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. Además, las autoridades pueden adoptar medidas extraordinarias dirigidas a colectivos especialmente expuestos o a contextos en los que la transmisión sea especialmente intensa.
Importancia de la coordinación territorial
El documento incide en que la cooperación entre el Ministerio de Sanidad y los servicios autonómicos de salud pública es esencial para una respuesta efectiva.
Se subraya, además, la necesidad de realizar evaluaciones periódicas de la situación epidemiológica para adaptar las decisiones de manera dinámica.
Los entornos vulnerables, como las residencias de mayores o las unidades hospitalarias específicas, reciben una atención prioritaria, pues la detección temprana y la actuación rápida de las infecciones respiratorias resultan determinantes para evitar un aumento de casos graves.
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