Japón insiste en su idea de lanzar al océano un millón de toneladas de agua procedente de la planta nuclear de Fukushima con el objetivo de desmantelar la central destruida por el tsunami de 2011.
No es nada nuevo que en las aguas residuales se puede detectar la presencia de coronavirus, por ellos los investigadores han ido más allá, y han descubierto que se identifican también otras enfermedades mortales.