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Nueve días después de la entrada en vigor del alto el fuego, la tregua en Gaza se tambalea peligrosamente, viviendo sus horas más críticas este domingo. La situación escaló drásticamente con Israel y Hamás acusándose mutuamente de haber roto el acuerdo, lo que desencadenó una jornada de intensa violencia.
El Ejército israelí ha lanzado una nueva ola de ataques aéreos en diferentes zonas de la Franja, que han resultado en la muerte de al menos 22 personas.
El ataque que quebró la frágil aplicación del alto el fuego
La espiral de violencia se reactivó cuando una serie de combatientes, que se presume pertenecían a la policía de Hamás en la Franja, abrieron fuego contra soldados israelíes en las inmediaciones de Rafah, al sur del enclave. Este ataque se cobró la vida de dos militares de la Brigada Nahal, una de las principales unidades de infantería: Yanuv Kula, de 26 años, e Itay Yevetz, de 21.
El Ejército israelí alegó que los combatientes atacaron inicialmente con un misil antitanque a los ingenieros que trabajaban en Rafah y que después abrieron fuego contra las tropas. En respuesta a las acusaciones, tanto Hamás como su brazo armado, las Brigadas Al Qasam, se apresuraron a emitir comunicados desvinculándose por completo de esta escaramuza. A pesar de los esfuerzos por mantener la calma, este incidente es el más grave desde la implementación del alto el fuego y ha puesto en duda la voluntad de las partes para sostener el pacto.
Respuesta enérgica y la paradoja oficial
La respuesta desde Jerusalén fue inmediata y contundente. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, dio una orden directa a su ejército para "actuar enérgicamente contra objetivos terroristas" en Gaza. Esta declaración fue el preludio de una nueva e intensa oleada de bombardeos. Sin embargo, en un giro paradójico, la portavoz del Gobierno israelí, Shosh Bedrosian, buscó minimizar el alcance de la crisis al afirmar que el alto el fuego en Gaza aún seguía oficialmente vigente. "Actualmente, estamos en un alto el fuego, pero a los soldados se les permite protegerse", aclaró, intentando establecer una diferencia entre las operaciones defensivas y una ruptura total del acuerdo.
La ofensiva aérea desatada por las palabras de Netanyahu impactó inicialmente en la zona del ataque, Rafah, pero se extendió rápidamente por todo el enclave, afectando duramente a la población civil.
El coste humano y la infraestructura golpeada
La ofensiva israelí ha resultado en la muerte de al menos 22 personas, en lo que representa la jornada más sangrienta desde el inicio de la tregua. Los ataques se concentraron en varios puntos de la Franja. En el centro de Gaza, específicamente en Deir al Balah, seis civiles perdieron la vida a las puertas de un café. Nuseirat fue testigo de múltiples bombardeos mortales, incluyendo un ataque contra un edificio usado por la Policía gazatí y otro contra tiendas de desplazados en la zona oeste, donde fallecieron seis personas más. El impacto de las bombas también alcanzó a una mujer y dos niños en tiendas de desplazados en la zona costera de Al Mawasi. Además, un ataque en un chalet de Zuwaida mató a dos personas, golpeando de paso a un equipo de Palestinian Media Production que trabaja para la cadena catarí Al Jazeera.
Esta nueva ola de violencia también llevó al Gobierno israelí a suspender temporalmente el acceso de ayuda humanitaria (comida, medicinas, combustible) a Gaza. Israel, por su parte, reportó haber bombardeado infraestructura subterránea de Hamás que, según afirman, se utiliza para mantener a rehenes.
Finalmente, tras un día de intensos bombardeos, el ejército israelí emitió un comunicado a primera hora de la noche, anunciando que ha "reanudado la aplicación del alto el fuego" en Gaza. No obstante, la declaración vino acompañada de una firme advertencia: "responderá con firmeza a cualquier violación del mismo", dejando la continuidad del alto el fuego en un estado de extrema volatilidad.
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