Una casa pasiva es una vivienda construida de acuerdo a los principios del estándar alemán Passivhaus, que apuesta por un menor consumo energético sin renunciar a la mayor comodidad posible.
En una casa pasiva destaca su aislamiento, hermeticidad y ventilación
Este estándar alemán se basa en reforzar el aislamiento, la hermeticidad, la ventilación, la orientación, el aprovechamiento de la radiación solar, etc. Asimismo, para su construcción se emplean materiales y procedimientos de bajo impacto ambiental, por lo que confluyen bajo una misma premisa: el respeto al medio ambiente.
Ahora que parece que no deja de incrementarse el precio de la luz y el gas, el ahorro en calefacción y refrigeración en las casas pasivas puede llegar al 80 ó 90 % , ya que no necesitan una fuente de energía para cubrir sus necesidades energéticas. El consumo energético nulo o casi nulo en las nuevas viviendas es uno de los objetivos a corto y medio plazo marcados por instituciones y organismos.
¿Por qué debemos de elegir este tipo de viviendas?
Si nos hacemos con una casa con estas características, lo primero que notaremos será que consumiremos un 30 % menos de energía aproximadamente. El buen aislamiento térmico hace que se reduzcan las pérdidas de calor en invierno y se conserven las bajas temperaturas en verano, lo que supone menos gasto de luz en aparatos de climatización.
Por otro lado, la estanqueidad del aire evita que el aire frío o caliente se cuele en la casa a través de las ventanas, huecos y puertas. Esto se cumple si se cuida la ejecución de las juntas durante la construcción del edificio.
Asimismo, los puentes térmicos, que son lugares de la envolvente de una construcción por donde se transmite más fácilmente el calor o frío hacia otras habitaciones, pueden originar diferencias en los patrones de conductividad de los materiales empleados para su construcción o, simplemente, por el diferente espesor de los materiales debido a cuestiones geométricas.
La ventilación mecánica con recuperación de calor
Otra de las características ventajosas de estas edificaciones es la ventilación mecánica con recuperación de calor, que consiste básicamente en saber aprovechar el calor que desprenden los electrodomésticos y las personas por el sistema de ventilación, calentando el aire limpio entrante antes de expulsar el aire interior. A este respecto, existen estudios que afirman que la demanda de calefacción y refrigeración se reduce en estos casos a 15 kWh.
Para evitar derrochar energía debemos estar atentos a la calidad de puertas y ventanas, que suele ser otra de las principales causas en la deficiente eficiencia energética de una vivienda, ya que son vía por donde fácilmente puede entrar o salir aire. Por ejemplo, se estima que un malas ventanas pueden representar un 25 % o 30 % más de gasto de calefacción en una casa.
Las ventanas son un asunto importante. Hay una serie de aspectos que debemos tener en cuenta, como su ubicación u orientación respecto a la trayectoria solar, el número de vidrios o acristalamientos que las componen o los materiales usados para su fabricación, los cuales deben tener muy baja transmitancia térmica.
Sorprendentemente, la madera es uno de los componentes que mejor cumple con los objetivos de una casa pasiva porque es un referente de calidad, de respeto al medio ambiente y cada vez se utiliza más para cumplir la filosofía de estas construcciones alineando objetivos y cerrando el círculo en cuanto a la máxima eficiencia energética posible.