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La convocatoria más reciente de oposiciones docentes en Andalucía ha dejado tras de sí una estela de indignación, frustración y críticas por parte de los miles de aspirantes que se presentaron con la esperanza de conseguir una plaza como funcionarios en el sistema educativo andaluz.
Tras la publicación de las notas del primer examen, el pasado jueves 3 de julio, las redes sociales, foros de docentes y medios especializados se han inundado con testimonios de candidatos que denuncian irregularidades en los procesos de corrección, criterios opacos y diferencias notables entre tribunales. En GNDiario hemos hablado con varios de ellos para conocer de primera mano la situación.
Las oposiciones docentes en Andalucía se convierten así en una especie de lotería, donde no solo cuenta el nivel de preparación del opositor, sino también la suerte.
“Estudié durante más de un año, dejé mi trabajo para prepararme, desarrollé un tema completo durante las cuatro horas del examen y cuando vi la nota no pasaba el 0,44” cuenta un opositor de la provincia de Cádiz de un tribunal, donde tan solo 25 de 81 opositores pasaron al siguiente examen.
Falta de transparencia en la corrección de las oposiciones docentes en Andalucía
Muchos de los opositores, tras haber obtenido altas calificaciones, no han logrado pasar la primera prueba debido a las exigentes condiciones del examen.
Uno de los principales focos de crítica ha sido la falta de transparencia en los criterios de evaluación, ya que en la convocatoria no se especificaba la penalización de cada falta de ortográfica.
“Me parece muy injusto que me bajen 2,5 puntos por tres faltas que no cometería en mi día a día en clase, sino que son frutos del cansancio y la presión, bajándome de un 9,1 a un 6,6” comenta una opositora de Cádiz.
Desigualdad entre tribunales
La falta de homogeneidad entre provincias ha sido otro motivo de indignación. Aspirantes de Cádiz o Jaén aseguran que los tribunales de otras provincias, como Sevilla o Málaga, fueron notablemente más permisivos.
“En Sevilla han aprobado con notas que aquí en Huelva serían suspensos. No hay un criterio homogéneo y eso es profundamente injusto”, denuncia Javier R. profesor interino con cinco años de experiencia.
Varios sindicatos han pedido a la Consejería de Educación la implantación de criterios de corrección unificados a nivel autonómico, elaborando un examen más objetivo y justo.
El peso de la ortografía: ¿una excusa para suspender?
Una de las críticas más repetidas ha sido la excesiva penalización por faltas ortográficas, incluso cuando el contenido del examen era de calidad. Opositores denuncian que se han considerado errores leves —como una tilde optativa o una coma discutible— como faltas ortográficas determinantes.
Muchos candidatos exigen distinguir entre faltas ortográficas reales y simples erratas, propias del cansancio y del volumen de escritura (algunos exámenes alcanzaron las 22 carillas). “No puede suspenderte una letra que se te escapó tras tres horas escribiendo sin parar”, insisten desde varios colectivos docentes.
Se reclama también una penalización proporcionada: que la ortografía se tenga en cuenta, pero sin que opaque el contenido, la coherencia del discurso o la calidad pedagógica.
En este contexto, conviene destacar la doble dificultad a la que se enfrentan muchos profesores de idiomas. No solo deben demostrar dominio de los contenidos pedagógicos y de la lengua extranjera que enseñan, sino que también son evaluados con criterios ortográficos extremadamente estrictos en una lengua que, en muchos casos, no es su lengua materna. Esta situación añade una capa extra de complejidad que no siempre se valora adecuadamente en la corrección.
Desgaste emocional
Lejos de reconocer la trayectoria de los docentes interinos, el sistema ha penalizado incluso a quienes llevan años trabajando en centros públicos.
Más allá del contenido de las pruebas, los aspirantes denuncian el maltrato emocional que supone preparar las oposiciones docentes en Andalucía año tras año.
Interinos sin estabilidad, muchas sustituciones lejos de casa, estudiar y trabajar al mismo tiempo, invertir en cursos y academias para jugarse todo en un solo día. Esta es la realidad que viven muchos profesionales de la enseñanza.
“Hay un bagaje emocional que se ningunea: se descuida la familia, se descuida uno mismo, no existe el descanso”, cuenta una opositora de Huelva. “Cuando dicen que los maestros vivimos bien, no ven lo que tenemos que pasar para lograr una estabilidad. Esto es un castigo continuo”.
También cuestionan el hecho de tener que presentar la programación didáctica antes de saber si han aprobado la primera parte: “¿Qué sentido tiene perder el tiempo en eso si igual te suspenden por una coma mal puesta?”, plantea.
Docentes interinos también se ven perjudicados
Lejos de proteger la experiencia acumulada por los interinos, las oposiciones docentes en Andalucía han resultado perjudiciales también para este colectivo. Muchos interinos con años de servicio y valoraciones positivas han quedado fuera del proceso por no superar pruebas teóricas que, en muchos casos, no se ajustan a la realidad de las aulas.
“Con un tiempo de servicio de 8 años y habiéndome presentado en numerosas ocasiones al examen de oposiciones. Tras aprobar sin plaza en varias ocasiones, quedarme fuera con un 4,99, invalidarme un examen por supuestas marcas subjetivas; he dejado de creer en el proceso”, explica una profesora interina de Cádiz.
Fallos logísticos y desinformación
A las irregularidades en corrección se suman errores logísticos graves. En provincias como Málaga o Almería, faltaron copias del examen, obligando a cientos de opositores a esperar más de una hora sin poder salir, hablar ni saber cuánto tiempo tendrían finalmente para escribir.
“Fue una tortura psicológica. Nos decían que esperáramos sin saber por qué ni cuánto”, denuncia R. un opositor de Matemáticas.
¿Inclusión a la discapacidad?
Cabe mencionar la situación vivida por opositores con discapacidad. En una de las provincias, se dieron casos de aspirantes que, durante la presentación oficial del examen, tuvieron que abandonar el aula repetidas veces porque el presidente y los vocales no sabían en qué tribunal estaban realmente inscritos.
“Me dijeron que tenía que cambiar de tribunal, luego otro me devolvió al primero… al final no escuché casi nada de la presentación, porque estuve entrando y saliendo tres veces”, explica una opositora con discapacidad.
Varios miembros de los tribunales desconocían qué aspirantes pertenecían al cupo de reserva por discapacidad. Esta descoordinación afectó directamente a su derecho a presentarse en igualdad de condiciones.
Llamamiento a una reforma justa e igualitaria
Tanto los colectivos como miles de opositores a título individual coinciden en la necesidad de una reforma profunda y urgente del sistema de acceso a la función pública docente. El malestar generalizado ha desatado en una serie de demandas compartidas, entre las que destacan:
- Exámenes objetivos para todos los tribunales.
- Supervisión independiente de correcciones.
- Temarios cerrados y actualizados.
- Presentación de la programación didáctica a posteriori.
- Unificación real de criterios entre tribunales.
- Más transparencia en las pruebas prácticas.
- Penalización proporcionada de la ortografía.
- Especificación de las penalizaciones en las convocatorias.
Un sistema en crisis
Las oposiciones docentes en Andalucía se han convertido, según denuncian muchos afectados, en una prueba de resistencia emocional más que de capacidad profesional. Mientras no se garantice un proceso justo, transparente e igualitario, miles de aspirantes seguirán enfrentándose a un sistema que no premia su vocación, esfuerzo ni experiencia.
Por ello, la Asamblea de Docentes Interinas y Aspirantes de Andalucía ha convocado una concentración en el Parlamento de Andalucía (Sevilla) el próximo 10 de julio, a las 12:00 horas, bajo el lema: "Por un proceso selectivo justo y estabilidad laboral para los docentes".
“Reformar las oposiciones docentes en Andalucía no es solo una cuestión técnica”, concluyen desde los colectivos afectados, “es una cuestión de dignidad y respeto por quienes dedican su vida a enseñar”.
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