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La transición energética en España avanza con paso firme, impulsada principalmente por la incorporación de energías renovables. Sin embargo, uno de los mayores retos que enfrenta el sistema eléctrico español sigue siendo cubrir la demanda eléctrica nocturna, cuando la producción fotovoltaica desaparece y la eólica puede ser variable. Para suplir esas horas de menor generación renovable, el país depende todavía en gran parte de centrales de gas o carbón, lo que limita la descarbonización.
Un estudio reciente ha revelado que con la implantación masiva de sistemas de almacenamiento en baterías, España podría llegar a cubrir hasta un 28 % de su demanda nocturna. Esto significaría un avance muy relevante, ya que permitiría aprovechar el excedente renovable generado durante el día del sistema eléctrico para liberarlo por la noche, suavizando picos de consumo y reduciendo la quema de combustibles fósiles.
Impactos en el sistema eléctrico y en la red
La integración de baterías a gran escala supondría un cambio profundo en la gestión del sistema eléctrico. Gracias a ellas, se podrían almacenar excedentes solares durante las horas centrales del día y liberarlos de forma controlada en el periodo nocturno, contribuyendo a mantener estable la frecuencia de la red y evitar apagones o sobrecargas.
Además, el almacenamiento permitiría optimizar los recursos renovables ya instalados, reduciendo vertidos de energía sobrante y haciendo más rentable la generación limpia. Al mismo tiempo, disminuiría la necesidad de contar con plantas térmicas de respaldo, mejorando la seguridad de suministro y reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero.
La Agencia Internacional de la Energía destaca que España es uno de los países europeos con mayor potencial para integrar almacenamiento distribuido, especialmente si se facilita su despliegue mediante incentivos económicos y regulación favorable.
Futuro del almacenamiento energético en España
Mirando a medio y largo plazo, el almacenamiento en baterías se perfila como un pilar esencial para la consolidación de un sistema eléctrico renovable. Aunque hoy en día la capacidad instalada de baterías es todavía baja, se prevé un fuerte crecimiento impulsado por la bajada de costes y la mayor eficiencia de las nuevas tecnologías.
Proyectos pioneros ya están surgiendo, tanto en plantas industriales como en comunidades energéticas locales. La tendencia apunta a la combinación de autoconsumo con sistemas de almacenamiento doméstico, lo que podría revolucionar la forma en la que los ciudadanos participan activamente en la transición energética.
Si España logra escalar esta tecnología de forma masiva, no solo podría cubrir hasta un 28 % de la demanda nocturna, sino también reforzar su soberanía energética y avanzar hacia un sistema eléctrico más limpio, flexible y resiliente frente a las amenazas del cambio climático.
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