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Bruselas, 26 nov (EFE).- El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, confirmó hoy que la institución mantendrá su plan para normalizar la política monetaria, pese a la ralentización del crecimiento en la eurozona en los últimos meses, que consideró "normal".
En una comparecencia ante la comisión de Asuntos Económicos de la Eurocámara, Draghi reiteró que el BCE pondrá fin a su programa de compra de activos al término de diciembre, pero mantendrá un "significativo nivel de estímulos monetarios" tras el mismo.
El jefe del emisor europeo recordó que el PIB de la eurozona aumentó un 0,2 % en el tercer trimestre, por debajo del 0,4 % registrado en los dos trimestres previos principalmente por la pérdida de impulso del comercio.
Destacó, sin embargo, que "una ralentización gradual es normal en la medida en que la expansión madura y el crecimiento converge hacia su potencial a largo plazo" y añadió que "parte de esta ralentización puede ser también temporal".
En concreto, Draghi mencionó la recuperación de la producción automovilística y dijo que, en la medida en que el comercio internacional se estabiliza, su lastre sobre el crecimiento puede ser temporal.
En este contexto, el BCE mantiene sus previsiones de que la inflación subyacente -que excluye los precios de energía y alimentos frescos, los elementos más volátiles- "aumentará gradualmente en el próximo periodo", apoyada en la fortaleza de la demanda interna y el aumento de los salarios.
Así, el BCE confía en que la inflación convergerá hacia el objetivo de la institución de situarla en cotas cercanas pero inferiores al 2 % y "se mantendrá incluso después del fin gradual" del programa de compra de activos.
El Consejo de Gobierno Banco Central Europeo, por lo tanto, mantiene que estas compras llegarán a su fin al término de diciembre de 2018, aunque esto está sujeto a que los próximos datos confirmen la perspectiva de inflación a medio plazo del BCE, indicó Draghi.
Con todo, el jefe de BCE insistió en que las "incertidumbres" actuales llaman a ser "pacientes, prudentes y persistentes" a la hora de calibrar la política monetaria y reiteró que mantendrá un nivel significativo de estímulos para apoyar la mencionada alza de la inflación.
Estos estímulos vendrán de la orientación de los tipos de interés -que prevé mantener en las costas actuales al menos hasta durante el verano de 2019- y de la reinversión del dinero que obtenga por los bonos que vayan venciendo tras su programa de compras.
El BCE, que presta a los bancos semanalmente al 0 % y les cobra un 0,4 % por el exceso de reservas, redujo en octubre sus compras de activos a la mitad, a 15.000 millones de euros mensuales.
Por otra parte, Draghi instó a los líderes europeos a dar "pasos decisivos" en la reforma de la Unión Económica y Monetaria, que ha ganado ímpetu en la segunda mitad de año con las negociaciones entre los países para llegar a acuerdos en diciembre.
Draghi señaló que los próximos meses serán "cruciales" para reforzar una eurozona que, recordó, está expuesta tanto a los choques que lleguen del exterior como a los riesgos derivados de las políticas nacionales "insostenibles", que pueden "contagiar" a otros países y obligar a hacer "dolorosos" ajustes económicos.
"El Fondo Único de Resolución y completar la unión bancaria es urgente. Todo esto se ha discutido y decidido, solo hay que decidir las modalidades de implementación", dijo Draghi sobre estas medidas para proteger a pequeños depositantes y contribuyentes en casos de quiebras bancarias, que llevan años sobre la mesa pero no han sido aprobadas.
Asimismo, Draghi abogó por crear un mecanismo fiscal de estabilización de la inversión para ayudar a países que sufran crisis puntuales y por dar más poder al Mecanismo Europeo de Estabilidad (el fondo de rescate de la eurozona).
En cuanto a Italia, uno de los temas que centra la atención de los inversores estos días, Draghi se limitó a señalar que "siempre" ha confiado en que se pueda alcanzar un acuerdo entre la Comisión Europea y el Gobierno del país para solventar los problemas del presupuesto para 2019.
No obstante, recordó que "los países con alta deuda deberían reducir la deuda", que en Italia supera el 131 % del PIB.
Laura Pérez-Cejuela
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