Zoe Porfirogéneta, 'La emperatriz tras el mosaico'

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28/01/2020 - 13:09
'La emperatriz tras el mosaico'

Lectura fácil

Vicente Baquero ha publicado una nueva novela que se inspira en el célebre personaje femenino, protagonista destacada de la dinastía macedónica en la Bizancio del siglo X.

Retratada en un ábside de la misma Santa Sofía en Constantinopla, Zoe es hija y nieta de emperadores en el momento de mayor apogeo cultural y militar de la segunda etapa del Imperio Bizantino.

Una mujer extraordinaria para su época

Como esposa del hijo del emperador de Occidente, 'La emperatriz tras el mosaico', podría haber supuesto la unión entre ambos mundos. Tuvo, además, varios amantes y tres maridos; uno de los cuales murió asesinado por ella misma. Rebelde, brillante e implacable en sus vicios como en sus virtudes, Zoe fue víctima, verdugo y hacedora de emperadores.

Vicente Baquero ha sabido plasmar la esencia de una de las pocas emperatrices bizantinas porfirogéneta en su última novela. Antes de su muerte, Constantino casó a Zoe con el heredero que había elegido Romano III Argiro, eparca de Constantinopla, el 12 de noviembre de 1028. Constantino confiaba en que Romano ayudaría a su hija Zoe a controlar el poder, pero Romano demostró ser un marido muy poco fiable y un emperador inútil. En 1034 apareció asesinado en su baño. Zoe volvió a casarse inmediatamente, incluso antes de que retirasen el cadáver de su esposo Romano del baño. El segundo marido de Zoe fue Miguel IV "el Paflagonio", que reinó hasta su muerte en 1041.

El siguiente coemperador de Zoe fue su hijo adoptivo Miguel V Calafates, sobrino de su segundo marido, cuyo corto reinado solo duró hasta el año siguiente. Durante dos meses en el año 1042, Zoe compartió el gobierno con su hermana Teodora Porfirogeneta, hasta que pudo encontrar otro marido, el tercero y último permitido por la Iglesia ortodoxa. Su elección recayó en Constantino IX Monómaco (reinado, 1042-1055), que la sobrevivió cuatro años. Zoe murió en junio de 1050.

Vicente Baquero nace en Nueva York en 1947

Licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y en finanzas por el New York Institute of Finance, Vicente ejerce profesionalmente como profesor de lengua y literatura española, agente de bolsa y consejero de banca. Además, colabora con diferentes medios de comunicación publicando numerosos artículos. Entre sus obras publicadas están: 'Bucoleón' y 'Traficantes soñadores y náufragos'. Esta será la tercera.

Cuenta Vicente en el primer capítulo de 'La emperatriz tras el mosaico', que hace unos años, con ocasión de unas obras de renovación y restauración de un hotel en Estambul, tras la pared del enterrado tercer sótano, aparecieron unos documentos inéditos, en pésimo estado de conservación. Dichos documentos encerraban una información de enorme trascendencia para la comprensión de uno de los períodos más importantes para la Historiografía bizantina.

Parece ser, por lo que se deduce de ese descubrimiento, que en aquel mismo lugar se encontraba la residencia del que fuera Nomofilax, notario mayor del Imperio de Constantinopla.

El primero de esos documentos inspiró especialmente a Vicente Baquero a la hora de escribir 'La emperatriz tras el mosaico'. Claramente, era la redacción de una nota certificando la originalidad de las memorias de Zoe.

El segundo manuscrito de dicho descubrimiento, el autor cuenta que era el testamento de Zoe.

La emperatriz Zoe, llamada Porfirogeneta por haber nacido en el seno de la familia imperial en el propio palacio imperial, reinó hasta el año 1042, en el que se retiró. Falleció a los 8 años de muerte natural en junio de 1050.

Con ella se terminó la dinastía, llamada Macedónica, que coincide con el momento de apogeo del Imperio Bizantino, en su segunda etapa. Seguida todavía por varios emperadores de gran poder como Isaac Comneno, hasta el desastre de Manzikert, en el 1071, a partir del cual se produce el lento deterioro del Imperio y marca el declive de la civilización cristiana oriental, cuyo fin se materializa, en una larga decadencia, nada menos que el 1453 casi 400 años más tarde,.

Su retrato puede verse junto al emperador Constantino IX, llamado 'Monómaco', a la izquierda y a la derecha de una imagen de Jesucristo, vestida con todas sus galas, en la basílica-museo de Santa Sofía, Estambul.

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