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La humanidad se asoma a un cambio demográfico histórico: el envejecimiento de la población. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), para el año 2050 el número de personas mayores de 60 años se habrá duplicado hasta alcanzar los 2.100 millones, y quienes superen los 80 años se triplicarán hasta los 426 millones. Esta transformación, que ya empieza a sentirse en los sistemas sanitarios, plantea un reto urgente: ¿quién cuidará de los mayores cuando sean la mayoría?
El Consejo General de Enfermería (CGE) ha lanzado una advertencia clara. Su presidente, Florentino Pérez Raya, advierte que la falta de enfermeras geriátricas “pone en jaque” la calidad de los cuidados que necesitan las personas mayores. Un déficit que, si no se corrige a tiempo, podría tener consecuencias graves para la atención sanitaria y social en España.
Escasez de enfermeras geriátricas ante un aumento imparable de la demanda
El envejecimiento de la población no es una tendencia futura, sino una realidad palpable. Cada año, la demanda de cuidados especializados crece, pero el número de profesionales formados en Geriatría apenas avanza. Según el CGE, la oferta actual de plazas EIR (Enfermero Interno Residente) en esta especialidad es de solo 99 para la convocatoria de 2026, una cifra que consideran “claramente insuficiente” para cubrir las necesidades reales del sistema.
“Es evidente que debemos estar preparados para garantizar que los sistemas de salud y de asistencia social afronten este cambio demográfico”, afirmó Pérez Raya. “No hay otro camino que la contratación de más enfermeras geriátricas. Son ellas quienes gestionan situaciones complejas, evitan hospitalizaciones innecesarias y aseguran cuidados de calidad”, añadió.
Desigualdades territoriales y falta de reconocimiento
Además de la baja oferta de plazas, el CGE denuncia las diferencias territoriales en la integración de esta especialidad dentro de los servicios de salud autonómicos. En algunas comunidades, las enfermeras geriátricas apenas tienen presencia institucional o reconocimiento formal, lo que dificulta su contratación y desarrollo profesional.
La presidenta de la Sociedad Española de Enfermería Geriátrica y Gerontológica (SEEGG), Rosa Martínez, subraya que “los sistemas sanitarios y sociales no reconocen ni dan el peso necesario a la especialidad de Geriatría. Donde haya una persona mayor, tanto en el sistema sanitario como en el social, debería haber una enfermera especialista en Geriatría”.
Esta falta de reconocimiento no solo afecta a las profesionales, sino también a los pacientes. Sin especialistas, los mayores reciben cuidados menos personalizados y menos eficientes, lo que incrementa el riesgo de complicaciones y hospitalizaciones.
Las residencias, epicentro de la necesidad
El problema se agrava en el ámbito residencial. Según el primer censo de centros residenciales de España, elaborado por el Imserso en 2024, el país cuenta con 5.188 residencias para mayores (con 381.514 plazas) y 1.455 para personas con discapacidad (49.435 plazas). La mayoría de estos centros son de titularidad privada, y solo el 14% están bajo gestión pública.
A pesar del número creciente de residentes y de la complejidad de sus necesidades, la presencia de enfermeras geriátricas sigue siendo muy escasa. “Desde el CGE ya denunciamos la falta de estas profesionales en las residencias y las pretensiones de algunas empresas de contratar a técnicos en su lugar”, recordó Pérez Raya.
El presidente del CGE insiste en que “no es necesario crear nuevas figuras, sino reconocer y recompensar a las enfermeras especialistas por su formación y responsabilidad. Son profesionales con dos años más de preparación, capaces de ofrecer cuidados personalizados e individualizados a cada residente”.
Cuidar a quienes cuidan
La presidenta de la SEEGG coincide en este diagnóstico: “Las residencias no pueden sustituir la labor de las enfermeras por figuras de formación profesional. El actual perfil de los residentes es el de personas con alta complejidad de cuidados, y eso requiere la presencia, como mínimo, de una enfermera especialista en Geriatría en cada centro”.
El debate sobre los cuidados a largo plazo ya no es una cuestión de futuro, sino de presente. La población envejece, los centros se multiplican y las necesidades de atención aumentan. Sin embargo, la respuesta del sistema sanitario y social sigue siendo lenta y desigual.
Prepararse hoy para el mañana
El Consejo General de Enfermería reclama una estrategia nacional que refuerce la formación, contratación y reconocimiento de las enfermeras geriátricas. Solo así, afirman, podrá garantizarse una atención de calidad a las personas mayores, dentro y fuera de los hospitales.
“Debemos cuidar a quienes cuidan”, concluye Pérez Raya. “El futuro de la sanidad pasa por reconocer el valor de las enfermeras geriátricas. Si queremos una sociedad que envejezca con dignidad, debemos asegurarnos de que haya profesionales preparados para acompañarla”.
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