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En menos de 30 años, las poblaciones de insectos en todo el mundo han caído un 75 %, siendo la intensificación de la agricultura la causa principal. Sin embargo, detrás de esta alarmante disminución hay más de 500 factores interrelacionados.
Esa es la conclusión a la que llegó un grupo de investigadores de las universidades de Binghamton y del Estado de Nueva York (EE. UU.), cuyo estudio fue publicado este martes en la revista BioScience.
Las causas detrás del declive de los insectos
Para obtener una visión más clara del consenso científico, el equipo de Binghamton revisó más de 175 estudios científicos que presentaban unas 500 hipótesis diferentes sobre los posibles factores que están acelerando la caída de las poblaciones de insectos. A partir de esos datos, elaboraron una compleja red de más de 3.000 conexiones potenciales, que van desde la actividad apícola hasta el crecimiento urbano.
“Hablar con todos los expertos para conocer sus opiniones es casi imposible, así que optamos por un método diferente: revisar todos los artículos disponibles, ya fueran revisiones sistemáticas o metaanálisis”, comenta Christopher Halsch, investigador postdoctoral en Binghamton y autor principal del estudio.
Halsch explica que el objetivo era identificar las llamadas “rutas causales” dentro de la literatura científica. Por ejemplo, la agricultura puede generar contaminación, lo que contribuye a la reducción de insectos. Con base en estas conexiones, crearon una extensa red para identificar cuáles factores aparecen con más frecuencia como causas clave del problema.
El impacto de la actividad agrícola y factores ambientales
Al revisar la lista de posibles factores relacionados, se encontró que el motivo más mencionado para la disminución esta población de invertebrados era el aumento de la actividad agrícola, incluyendo aspectos como la transformación del uso del suelo y el empleo de productos químicos como los plaguicidas.
No obstante, los sistemas naturales están conectados entre sí y se afectan mutuamente. Por ejemplo, el clima puede ser un factor determinante en la reducción de insectos, pero dentro de esa categoría se encuentran elementos específicos como lluvias intensas, incendios forestales y variaciones en la temperatura, los cuales también pueden incidir en otros factores.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) cuenta con un listado de todas las posibles amenazas que deberían tomarse en cuenta al momento de proteger a los invertebrados. Sin embargo, gran parte de estas amenazas no han sido abordadas en las publicaciones científicas más recientes sobre su declive.
“Ninguno de los estudios hizo referencia a catástrofes naturales”, señala Eliza Grames, profesora de Ciencias Biológicas en la Universidad de Binghamton. Y añade que hay muchas áreas que sabemos que representan riesgos para la biodiversidad en general, pero los estudios sobre la disminución de insectos suelen enfocarse únicamente en unos pocos factores ampliamente conocidos, en lugar de analizar causas más concretas y detalladas”.
Abejas y mariposas eclipsan a miles de especies olvidadas
Los científicos también detectaron ciertos sesgos en la literatura reciente, especialmente una inclinación hacia especies de insectos “atractivas” y reconocidas, como las abejas y las mariposas, aunque estas representan solo una pequeña parte de la diversidad total.
“Como la atención se ha centrado tanto en polinizadores populares como abejas y mariposas, eso ha limitado nuestra capacidad para proponer medidas de conservación que ayuden también a otras especies menos estudiadas”, concluye Grames.
Halsch comenta que “Las abejas tienen un papel clave en la agricultura y generan gran interés entre las personas. Por eso, se les da mucha importancia en los estudios científicos. Esto crea un ciclo en el que, al enfocarse más en las abejas, se obtiene cada vez más información sobre ellas”.
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