El 86% de los españoles tomará las uvas de la suerte en Fin de Año

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29/12/2019 - 10:00
Brindar con oro, ponerse una prenda interior roja o comer chocolate con churros al final de la noche otras tradiciones típicas.

Lectura fácil

La tradición más arraigada en España para comenzar el nuevo año es la de tomar las uvas de la suerte, la cual mantiene el 86% de los encuestados por Thyssenkrupp Home Solutions. Aun así, cada familia tiene sus propias costumbres y rituales.

Un 73 % tendrán puesto algún accesorio del típico cotillón. Un 62 % brindará con una copa cava o champán con algo de oro, preferiblemente un anillo en su interior. Un 32 % empezarán el año con una prenda interior roja. Y el 23 % acabará la noche desayunando chocolate con churros, entre otras tradiciones, según la compañía de salvaescaleras.

Cabe destacar que la costumbre italiana de recibir el año con lentejas cada día se está instaurando más en España y un 5 % reconoce que comerán un platito ese día, "por si acaso...".

Tomar las doce uvas

Sin duda, la tradición más arraigada en España es tomar las doce uvas al ritmo de las últimas doce campanadas del año. La tradición dice que la popularizaron unos viticultores alicantinos a comienzos del siglo XX con el fin de colocar un excedente de su cosecha. Hoy en día un 86 % de los españoles las tomarán, con piel, con pepitas, sin ellas o de bote ya dependen de cada uno.

Brindar con oro

En cuanto a brindar con oro, la costumbre dice que no hay que retirar el oro de la copa hasta después de haber bebido. Posteriormente besar y abrazar a los amigos y familiares. Es la tercera tradición más arraigada en España con un 62 %.

¡Ojo con apurar la copa! Si es una pareja casada la que lo hace lo típico es meter en la copa la alianza de boda para garantizarse un año más de estabilidad y amor en su matrimonio.

Ropa interior roja

Aunque sigue siendo una tradición mayoritariamente femenina, cada vez más se ha instaurando entre los hombres llevar también un prenda interior o un lazo en la muñeca de ese color. Un 32 % de los españoles confiarán en que el rojo les traiga prosperidad, amor y pasión en el nuevo año. Y aunque se supone que una vez usadas las prendas deben ser quemadas cuando acaba la fiesta poca gente lo hace.

Bolsas de cotillón

Ponerse un antifaz, un gorro, tirar las serpentinas, darle a los matasuegras o utilizar todo lo que tenga el famoso “cotillón” a la vez sigue siendo una costumbre que el 73 % de los españoles hará después de recibir el año.

Chocolate con churros

Unas horas después y antes de volver a casa, los más valientes tratarán de buscar un bar abierto para comerse el típico chocolate con churros. Algunos dicen que les reconforta el cuerpo y a otros que se lo destroza del todo. Sea como fuere, el 23 % se arriesgará a terminar la noche o empezar el día con esa bomba calórica.

Otras costumbres

Recibir el año con unas maletas en la puerta, encender velas o las luces de toda la casa son otras de las tradiciones de los españoles. Aunque, como curiosidad, hay que destacar que cada vez más españoles (5 %) deciden añadir a la mesa repleta de langostinos, bogavantes, corderos, jamones, salmones... un plato de lentejas. Esta es una costumbre típica italiana que cada vez tiene más adeptos en nuestro país y si trae buena suerte, ¿por qué no probarla?

Tradiciones en otros países

Y hablando de tradiciones curiosas de otros países, Thyssenkrupp Home Solutions ha seleccionado las más curiosas que se realizan en otros países del mundo:

Lanzar zapatos

En la República Checa, las chicas solteras salen de su casa y se colocan de espaldas a la puerta, lanzando un zapato por encima de su hombro derecho. Si el zapato cae con la punta hacia la puerta quiere decir que la mujer contraerá nupcias al año siguiente. Por el contrario, si es la parte del tacón la que mira a dicha puerta, tendrá que esperar otro año más.

Quemar barriles

También hay algunas tradiciones un poco bárbaras como en Escocia, donde se busca un barril de madera, se le prende fuego y se lo pone a rodar por las calles. Según dicen, es para permitir el paso del nuevo año. Además, después de la medianoche, los habitantes de Escocia esperan ansiosos a la primera persona que entre en el hogar. ¿Para qué?. Resulta que los rasgos del individuo determinan el curso de los días futuros. Un moreno bien plantado es símbolo de buenos augurios. Pero una mujer pálida traerá mala suerte durante todo el año entrante. 

Comer pollo frito Kentucky

En Japón no tienen una nochevieja como tal, allí las fiestas de fin de año duran nada más y nada menos que quince días. Doce campanadas se les quedaban cortas para tantos días, así que ellos escuchan 108 campanadas, equivalentes a los valores negativos que acarreamos los humanos y que con las campanadas se olvidan.

Otra curiosa celebración es la estrategia de marketing que se implantó en Japón en 1974, cuando la famosa cadena de comida rápida Kentucky Fried Chicken (KFC) lanzó una campaña de publicidad en el país con el eslogan 'Kurisumasu ni wa kentakkii', en castellano 'Kentucky por Navidad'. Desde ese año, muchos japoneses quedan con familiares o amigos para comer pollo frito porque eso les traerá suerte en el nuevo año.

Bañarse, patatas bajo la cama, quemar monigotes...

En Sudamérica hay de todo, desde bañarse en el mar, ríos o lagos para recibir limpios y de cara al sol el año que inicia en Nicaragua, a quemar algo parecido a nuestros ninots, aunque allí se llaman "años viejos" y representan a políticos o famosos que no caen muy bien entre la población en Ecuador.

Pasando por poner tres patatas bajo la cama en Colombia: una pelada, una a medio pelar y otra sin pelar. Al día siguiente, se elige una a ciegas, si es la sin pelar te espera un año lleno de abundancia y prosperidad, la medio pelada pues eso, ni mucho ni poco. Si toca la pelada ya has podido ahorrar el año anterior porque te espera una mala época y pobreza. Suponemos que el tacto al coger la patata jugará un papel importante.

En Brasil que durante fin de año están en pleno verano, como que la nieve, las bufandas, el árbol de Navidad al lado de la chimenea les debe de dar un poco de cosilla. Allí directamente se lanzan a las playas vestidos de blanco (ropa interior incluida y preferiblemente nueva) con collares de flores y saltan por encima de siete olas y echan flores al agua del mar mientras piden deseos.

En México se dedican a correr por los alrededores de sus casas con maletas en las manos para que el año que entra les traiga muchos viajes. También tiran cubos de agua por las ventanas para que se vayan todos los males que hubieran entrado en sus hogares durante el año anterior y barren la casa de dentro hacia fuera para echar toda la energía negativa.

Saltar de una silla y tirar platos a los vecinos

La verdad es que una de las celebraciones más curiosas del mundo es la de Dinamarca. Para empezar, después de cenar se van a tirar platos contra las puertas de las casas de los vecinos. La tradición dice que cuantos más platos rotos tenga uno en su puerta más seres queridos y amigos tiene. El caso es que después de quedarse sin vajilla vuelven a casa y se suben a una silla con la primera campanada para saltar de ella con la última.

Besos y cancioncita de película

Todos hemos visto una comedia romántica americana en la que están todos con sus sombreritos, sus collares de colores mirando un reloj y haciendo una cuenta atrás hasta llegar al fin de año. Para posteriormente besarse y cantar la mil veces escuchada canción “Auld Lang Syne. Pues tal cual, en Estados Unidos eso es lo que hacen.

Un Papá Noel de hielo para los niños rusos. El Año Nuevo viene a ser como la Navidad para la mayoría de los niños europeos. Y es que ese día pasa por sus casas una especie de Papá Noel, pero muerto de frío. Se trata del Abuelo del Hielo, que recorre el país repartiendo dulces, juguetes y muñecas matriuskas. Para conseguir estos regalos, los niños suelen bailar alrededor del árbol navideño y recitarle poemas a este personaje. 

Nada

Para terminar destacar que casi 2.850 millones de personas no hacen nada de nada. Se trata de los 1.500 millones de chinos que celebran su fin de año en febrero y de los 1.350 millones de indios que lo celebraron en noviembre. Así que el 31 de diciembre para ellos será como otra noche más.

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