Gaza, sin refugio ni infancia: 72 horas de horror absoluto

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04/06/2025 - 11:30
Niños rodeados de ecombros en Gaza

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Durante un lapso de 72 horas este fin de semana, las imágenes de dos ataques brutales han ofrecido nuevas evidencias del altísimo coste que están pagando los niños y niñas de la Franja de Gaza en esta guerra implacable.

El viernes se difundieron videos que mostraban los cuerpos calcinados y mutilados de los hijos de la familia al-Najjar, mientras eran rescatados de entre los restos de su vivienda en Khan Younis. De los diez hermanos menores de 12 años, solo uno ha sobrevivido y se encuentra en estado crítico.

18 niños mueren en un ataque a una escuela de Gaza

En la madrugada del lunes, circularon imágenes de un niño atrapado en una escuela en llamas en la ciudad de Gaza. Según los reportes, ese ataque mató al menos a 31 personas, entre ellas 18 menores de edad.

Estos niños y niñas —seres humanos con sueños, risas y futuros que jamás deberían ser reducidos a simples cifras o estadísticas— se han convertido hoy en parte de una lista interminable y profundamente dolorosa de tragedias humanas. Una lista que crece día tras día, alimentada por las más atroces y desgarradoras violaciones a los derechos fundamentales de la infancia. En la Franja de Gaza, las vidas de miles de menores están siendo arrasadas por un ciclo implacable de violencia y devastación: graves violaciones del derecho internacional, el colapso de la asistencia humanitaria, el azote del hambre que ya roza los niveles de hambruna, el desplazamiento forzado que arranca a las familias de sus hogares, y la destrucción sistemática de infraestructuras esenciales como hospitales, escuelas, sistemas de agua potable y viviendas.

Nos enfrentamos, en esencia, a la aniquilación progresiva de las condiciones más básicas para la vida en Gaza. Lo que está ocurriendo va más allá de un conflicto armado: es la descomposición de toda una sociedad y la pérdida de generaciones enteras, cada una con nombre, rostro y dignidad.

Infancias bajo los escombros

Desde el fin del último alto el fuego, el pasado 18 de marzo, las cifras que llegan estremecen la conciencia y desafían cualquier lógica humanitaria: se ha reportado la muerte de al menos 1.309 niños, y otros 3.738 han resultado heridos, muchos con lesiones irreversibles. Y si se amplía el horizonte temporal a octubre de 2023, los datos estiman que más de 50.000 niños han muerto o han resultado heridos en este período. Estas cifras no son simplemente números: son miles de infancias robadas, miles de familias sumidas en el duelo y el sufrimiento.

Y entonces, cabe preguntarse con urgencia y desesperación: ¿cuántos cuerpos infantiles más deberán ser recuperados entre escombros y ruinas para que se considere inaceptable? ¿Cuánta sangre inocente debe correr frente a las cámaras antes de que la comunidad internacional decida actuar de manera firme, coherente y con la determinación que la situación exige? ¿Cuánto más debe soportar una población atrapada, sin posibilidad de huir, sin refugio seguro, antes de que se ejerza toda la presión necesaria para detener esta masacre implacable?

Fin de la violencia y protección de los niños y niñas

Desde UNICEF, reiteramos con la máxima urgencia nuestro llamado a todas las partes involucradas en el conflicto: es imperativo poner fin de inmediato a la violencia. Es esencial garantizar la protección de la población civil, en especial de los niños y niñas, quienes deben ser protegidos en todo momento conforme al derecho internacional humanitario y las leyes internacionales de derechos humanos. Exigimos que se permita el acceso total, seguro y sin trabas a la ayuda humanitaria, y que se libere de manera inmediata a todos los rehenes que aún permanecen en cautiverio.

Los niños y niñas de Gaza no pueden esperar más. Necesitan, con carácter de urgencia, protección contra la violencia y los traumas que están marcando sus vidas de manera indeleble. Necesitan alimentos, agua potable, medicinas básicas. Necesitan que los bombardeos cesen, que los desplazamientos forzados terminen, que sus escuelas y hospitales vuelvan a ser refugios de vida y no objetivos militares. Necesitan, sobre todo, que la comunidad internacional actúe con la valentía moral y política necesaria para detener esta catástrofe humanitaria de una vez por todas.

Porque más allá de los titulares y las estadísticas, hay un clamor desesperado que proviene de. No podemos ignorarlo. No debemos ignorarlo. Gaza: el clamor de la infancia por vivir.

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