La comida y bebida que consumimos en nuestro día a día dependen del consumo de una cantidad exacta de agua. Por eso es importante tener en cuenta a qué nos referimos cuando hablamos de huella hídrica y conocer más sobre cómo reducirla.
La falta de abastecimiento se produce por distintos motivos, como el cambio climático, el aumento de las temperaturas, la escasez de lluvia y la alta demanda del agua por parte de la población. Actualmente los embalses se encuentran 12 puntos por debajo de la media.
El consumo del agua embotellada ha aumentado en los últimos años, lo que supone añadir efectos negativas al agua de la canilla y favorecer el marketing de las empresas de agua embotellada. Un estudio de Barcelona demuestra los impactos del agua embotellada en el medio ambiente y en la salud.
Uno de los efectos del cambio climático que más sufrirá la población en las próximas décadas está relacionado con el agua. Crecidas, inundaciones, sequías y escasez hídrica ya se están viendo intensificadas a consecuencia del calentamiento global. E irán a más.
Actualmente el sector textil es el más contaminante. Según las estadísticas, se producen hasta 5.000 millones de jeans en todo el mundo, lo que equivale entre 2.000 y 3000 litros de agua en cada prenda.
El acceso al agua potable y al saneamiento básico es un derecho, es uno de los objetivos del desarrollo sostenible de la ONU, es condición para la vida humana. Sin embargo, más de 2.000 millones de personas viven en países bajo estrés hídrico y alrededor de 3.600 millones de ciudadanos se enfrentan a un acceso inadecuado al agua al menos un mes al año.