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Casi dos tercios del profesorado universitario en España reclaman participar activamente en la elaboración de normas sobre el uso de nuevas herramientas digitales en el aula, ante su rápida expansión y la falta de directrices claras por parte de las instituciones.
El profesorado quiere liderar el debate sobre nuevas tecnologías en la universidad
Una amplia mayoría del profesorado en España, concretamente el 62 %, cree que deben ser ellos mismos quienes establezcan las normas sobre el uso de nuevas herramientas tecnológicas en el ámbito universitario. Así lo refleja el informe La situación de la Educación Superior en España 2025, publicado por Instructure, empresa desarrolladora de plataformas educativas como Canvas.
Esta postura del profesorado responde a la creciente presencia de herramientas digitales avanzadas en el entorno académico, y a la necesidad de establecer criterios claros que orienten su uso tanto para docentes como para estudiantes. Aunque el conocimiento sobre estas tecnologías no es aún profundo, el estudio señala que ya se han convertido en parte habitual de las prácticas de estudio, especialmente entre el alumnado.
Conocimiento limitado, pero uso generalizado
Según los datos recogidos, tanto estudiantes como profesores se otorgan una nota de poco más de 5 sobre 10 al evaluar su nivel de conocimiento sobre estas herramientas. A pesar de esa valoración intermedia, su uso se ha extendido con rapidez.
En el caso de los estudiantes, estas soluciones digitales se utilizan principalmente para redactar, traducir y resumir contenidos. También sirven para aclarar conceptos complejos, lo que demuestra su papel creciente como apoyo en el aprendizaje autónomo.
Por su parte, el profesorado ha comenzado a incorporar estas herramientas en la preparación de materiales docentes. Sin embargo, la implantación todavía es desigual en comparación con otros países europeos, lo que pone de manifiesto la necesidad de reforzar la formación especializada en este ámbito.
Preocupaciones de los docentes
El creciente uso de estas tecnologías también ha generado inquietudes entre los docentes. Una de las más señaladas es la dificultad para detectar cuándo un trabajo ha sido elaborado con ayuda externa no declarada. También preocupa la fiabilidad de los contenidos que estas herramientas pueden generar, así como la falta de formación específica y de directrices claras por parte de las instituciones.
De hecho, el 46 % del profesorado afirma que su universidad aún no ha desarrollado ningún tipo de política formal sobre el tema. Esta carencia normativa, sumada a la rápida expansión del uso de estas soluciones, impulsa al personal académico a reclamar un rol activo en la definición de criterios de uso.
Un desafío compartido a nivel global
La falta de guías institucionales no es un fenómeno exclusivo de España. A nivel internacional, el Global AI Faculty Survey 2025, elaborado por el Digital Education Council, indica que el 80 % del profesorado mundial se siente en la misma situación: sin directrices claras y con escasos recursos formativos. Solo un 6 % se declara completamente satisfecho con el apoyo recibido por sus instituciones.
Ante este panorama, desde Instructure destacan la urgencia de fomentar una alfabetización tecnológica integral. No se trata únicamente de saber manejar herramientas digitales, sino de entender su funcionamiento, sus implicaciones y sus posibles usos pedagógicos. La clave está en integrarlas de forma crítica y reflexiva, con el fin de mejorar la calidad del aprendizaje sin sustituir el papel humano que sigue siendo central en la educación.
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