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Un estudio reciente liderado por científicos de la Universidad Quanyin Tan Tsinghua, en China, ha arrojado nuevos datos sobre la alarmante gestión de residuos de productos plásticos en el mundo.
Tras analizar durante un año completo el flujo de plásticos a nivel global, sus conclusiones evidencian que la mayoría de estos residuos no se reciclan, sino que terminan en vertederos o se queman, agravando tanto la contaminación ambiental como la crisis climática.
Un panorama dominado por los productos plásticos nuevos o vírgenes
En 2022, apenas un 9,5 % de los productos plásticos fabricados a nivel mundial provenían de material reciclado. El resto, casi el 91 %, fue producido a partir de materias primas vírgenes derivadas de combustibles fósiles como el petróleo, el gas natural y el carbón. En otras palabras, por cada diez productos plásticos que usamos, sólo uno tiene origen reciclado.
Este dato demuestra, según los autores, la necesidad urgente de aplicar políticas efectivas de economía circular que frenen la dependencia del plástico nuevo y reduzcan el volumen de residuos.
El hecho de no reciclar los productos plásticos no sólo multiplica los desechos que acaban en la naturaleza, afectando ecosistemas terrestres, fluviales y marinos, sino que también intensifica la crisis climática. La producción e incineración de plásticos libera gases de efecto invernadero, y el uso de gas natural para su elaboración contribuye adicionalmente a las emisiones debido a las fugas durante su transporte.
Destinos del plástico: vertederos e incineradoras
Durante 2022, la humanidad generó 267 millones de toneladas de residuos plásticos. De esta cifra, el 40 % acabó en vertederos y el 34 % fue incinerado, procesos que no sólo desaprovechan recursos sino que liberan sustancias tóxicas y dióxido de carbono a la atmósfera.
Aunque países como Estados Unidos, Japón y los miembros de la Unión Europea son grandes consumidores de plástico, con cifras que alcanzan los 216 kg por persona al año en EEUU, también cuentan con sistemas más desarrollados para tratar estos residuos. No ocurre lo mismo en varias regiones de África y Asia, donde el reciclaje depende muchas veces de trabajadores en condiciones informales o precarias.
En EE.UU., por ejemplo, el 76 % del plástico termina en vertederos. Su tasa de reciclaje ha descendido del 9 al 5 % desde que China prohibiera en 2018 la importación de residuos extranjeros.
El comercio global de desechos plásticos
El plástico es parte de una compleja cadena comercial. Países productores de petróleo como Rusia y Arabia Saudí dominan la obtención de materias primas, mientras que China fabrica casi la mitad (45 %) de todos los productos plásticos del planeta.
Desde la prohibición china, la Unión Europea se ha convertido en el principal importador de residuos plásticos (52 % del total), seguida por países del sudeste asiático como Malasia y Vietnam. Esta realidad refleja cómo los desechos fluyen hacia naciones con legislaciones ambientales más laxas.
Un reto global pendiente
Para la experta Ethel Eljarrat, del IDAEA-CSIC, los datos confirman una tendencia que no se logra revertir: la producción anual de plástico ronda ya las 400 millones de toneladas, sin señales de disminución. Las alternativas biodegradables no despegan en el mercado, y la capacidad de reciclaje sigue siendo insuficiente.
La solución, según los investigadores, pasa por establecer regulaciones internacionales más estrictas y fijar límites claros a la producción de productos plásticos virgen.
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