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Toledo ha logrado posicionarse como un referente nacional en materia de rehabilitación con un enfoque humano y transformador. No se trata solo de restaurar edificios o infraestructuras, sino de construir oportunidades, dignidad y nuevas vidas. El enfoque de “calidad y calidez” que aplican sus programas sociales se ha convertido en modelo para otros territorios que buscan abordar la exclusión desde una perspectiva integral.
El Hospital Nacional de Parapléjicos ha cumplido 50 años, medio siglo en el que, no solo han ayudado a miles de personas con lesión medular a mejorar su calidad de vida, sino que se ha convertido en un referente a nivel internacional en el tratamiento de estas lesiones y en toda una institución a nivel nacional, especialmente en la ciudad que lo acoge.
En la capital castellano-manchega, la rehabilitación se entiende como un proceso conjunto entre administración, tejido social y personas beneficiarias. Es una apuesta por la inclusión real, donde el derecho a una vivienda digna se combina con el acompañamiento personalizado para facilitar la reinserción laboral, emocional y social de quienes más lo necesitan.
De la exclusión a la integración: una ciudad que construye oportunidades
Cada año, en España, se producen mil nuevos casos de lesiones medulares. Ya se trate de lesiones completas o incompletas, gran parte van a parar al Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, el único hospital especializado, aunque también pueden tratarse en unidades de referencia que existen en algunos hospitales de Granada, Coruña, Sevilla, Canarias o Valencia, o en el Instituto Gutman de Barcelona.
Según Mª Jesús Bocos, Directora de Enfermería del Hospital, la mayoría de los pacientes llegan tras un evento traumático (un accidente de tráfico, deportivo, caída, etc.) y son jóvenes, pues el 80 % tiene menos de 45 años. Entre las 'no traumáticas', son frecuentes las enfermedades cardiovasculares, las degenerativas, el Guillan Barré o complicaciones postquirúrgicas.
Programas impulsados por entidades sociales y administraciones locales han permitido recuperar espacios degradados y convertirlos en hogares y centros de apoyo. En estos entornos rehabilitados se trabaja desde una perspectiva integral: se ofrecen recursos para el empleo, el cuidado de la salud mental, el desarrollo personal y la creación de redes comunitarias.
Especialmente destacable es el trabajo con personas en situación de sinhogarismo, víctimas de violencia, jóvenes en riesgo o migrantes en proceso de integración. En Toledo no solo se rehabilitan edificios, se construyen futuros posibles. Esta filosofía de trabajo ha sido reconocida a nivel estatal y europeo como ejemplo de innovación social urbana.
Calidad y calidez: una fórmula que funciona
La fórmula “calidad y calidez” no es solo un lema, es una forma de actuar. La calidad se traduce en infraestructuras seguras, eficientes y bien diseñadas. La calidez, en la forma de trato, la escucha activa y el acompañamiento humano. Se rehabilita para vivir, no solo para habitar.
Esta combinación permite que las personas no solo tengan un techo, sino también una red de apoyo y una motivación para reconstruir su proyecto vital. La implicación de entidades sociales, como Cáritas, y el compromiso de las instituciones locales han sido claves para que Toledo se convierta en sinónimo de esperanza y ejemplo de buena práctica.
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