El impacto ambiental de los alimentos que consumimos

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11/03/2020 - 20:18
El impacto de la escasez de agua

Lectura fácil

Quizá no hayas caído en el impacto ambiental que pueden tener un gran número de dietas que aplicamos en nuestro día a día.

¿Has pensado en el impacto que tiene la producción de tus alimentos favoritos en la escasez de agua?

En una investigación publicada recientemente en la revista Nutrients, se analizan las huellas de la escasez de agua en las dietas de 9.341 australianos adultos, que implican más de 5.000 alimentos. Se ha medido la cantidad de agua utilizada para producir un alimento y si el agua era escasa o abundante en el lugar de donde se extrajo.

Tras la observación realizada, se advierte en la publicación que la dieta promedio de Australia dejaba una huella en la escasez de agua de 362 litros por día. Fue ligeramente más baja para las mujeres y más baja para los adultos mayores de 71 años.

El dato sobre la huella de escasez de agua consta de dos elementos: los litros de agua utilizados, multiplicados por una ponderación en función de si la escasez de agua en la fuente es mayor o menor que el promedio mundial.

El sistema alimentario representa alrededor del 70% del uso mundial de agua dulce. Esto significa que un esfuerzo concertado para minimizar el agua utilizada para producir nuestros alimentos, además de asegurar que nuestras dietas se mantengan saludables, tendría un gran impacto en Australia, el continente habitado más seco de la Tierra.

La Organización de las Naciones Unidas para la Comida y la Agricultura (FAO) sostiene que, en 30 años, la demanda de alimentos aumentará alrededor del 70%, debido a crecimiento mundial de la población (alrededor de 10 mil millones).

Los insectos se sitúan como una de sus recomendaciones comestibles de menor impacto ambiental: reducirían la producción de ganadería y pesca, limitando los gases de efecto invernadero y el consumo del agua. Con dos kilos de insectos se obtiene uno de masa de insecto, mientras que para un kilo de carne se necesitan ocho de ganado. Granola de larvas, leche de cucaracha o ensalada con grillos son sólo algunas ideas.

Tendencias alimentarias

Hablamos de: Vegetarianos, veganos… y también flexitarianos y climarianos.

Que las hamburguesas pueden ser sin carne no es novedad, pero sin duda es una tendencia en alza —y, nos guste o no, la Impossible Whopper de Burger King dio cuenta de ello en su debido momento—. Para los que no quieren renunciar a comerse un filete pero quieren tomar consciencia del medio ambiente, el flexitarianismo es una dieta a base de vegetales pero que ocasionalmente incluye productos de ganadería o pesca.

También ganan posiciones aquellos que eligen su dieta según cómo afecte al cambio climático. Se conoce como climarianismo ingerir productos de temporada, productos que contengan envases biodegradables de más de un uso, kilómetro 0, etc.

Sobre los desperdicios

Según datos del Ministerio de Agricultura, 7,7 millones de toneladas de alimentos acaban en la basura en España cada año. Para ser más gráficos, tal cantidad de comida daría para llenar 77 estadios de fútbol. Eso coloca a nuestro país en el séptimo país de la Unión Europea que más comida tira, después de Reino Unido, Alemania, Holanda, Francia, Polonia e Italia.  

La FAO calcula que un tercio de los alimentos mundiales se desperdician al año, lo que equivale a más de mil toneladas. No se trata de alimentos insalubres: se trata de alimentos que, simplemente, no se aprovechan.

Es por todo ello que, como alternativa ecológica a las apps de comida a domicilio tradicionales como Just Eat o Deliveroo, ya han surgido iniciativas que se han inspirado en su modelo para dar salida a comida que está a punto de pasarse.

Es el caso de la APP Too Good To Go, el director de la compañía en España, Oriol Reull, explica a larazón.es que cree que como se ha generado el mito de la “perfección” de frutas y verduras que “deben” lucir brillantes y perfectas en las estanterías, las que no son así se rechazan y se desperdician o nunca mejor dicho se pudren en la balda sin vender. Poco a poco se crean leyes para atajar este problema. Así en Francia está prohibido por ley que los supermercados tiren comida. En España aún queda camino que andar pero se está ya poniendo en marcha ciertas campañas de concienciación y algunas empresas han visto un negocio entorno a este problema.

Otra opción es aprovechar ‘las sobras’. No sólo reduce esta cifra, si no que contribuye a gastar menos en nuevos alimentos y crear un entorno más sostenible en la industria de la restauración. Algunos restaurantes o plataformas gastronómicas ya lo aplican.

La intención, es comer con conocimiento y ser éticos al tiempo que cuidamos el impacto con el medio ambiente.

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