La minería australiana, responsable del 13,3 % del PIB, es el principal consumidor de agua del país. Su actividad genera presión sobre los recursos hídricos.
España afronta un riesgo hídrico creciente y necesita acelerar la inversión en el ciclo urbano del agua. Aunque hay avances en eficiencia, calidad y digitalización, la renovación de infraestructuras sigue muy por debajo.
La población civil de Ucrania enfrenta su cuarto invierno de guerra con ataques constantes, graves daños a la infraestructura energética y cortes de electricidad, calefacción y agua.
La agricultura es el mayor consumidor de agua en España. El riego inteligente, apoyado en sensores y NB-IoT, optimiza el uso de agua y energía, reduciendo consumos y mejorando la calidad de los cultivos.
La falta de saneamiento adecuado sigue siendo un problema global que afecta a casi la mitad de la población. España, pese a sus altos estándares, enfrenta desafíos en la depuración de aguas residuales, la regeneración de agua y la adaptación de infraestructuras al cambio climático.
Los océanos reciben millones de residuos fluviales; Ecoalf y Sika actúan limpiando ríos. Voluntarios retiran basura y fomentan conciencia ambiental, demostrando que la colaboración mejora ecosistemas y reduce contaminación.