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El aceite de oliva virgen extra no solo es un ingrediente clave en la dieta mediterránea, sino también un potente aliado para proteger la piel y mejorar la salud durante el verano. Consumido en crudo, ayuda a defender el cuerpo frente a los daños del sol y favorece la recuperación tras el ejercicio.
Disfrutar del sol cuidando la piel desde dentro
Cuando llega el verano y las vacaciones, todos queremos pasar más tiempo al aire libre, disfrutando del sol y las actividades al aire libre. Sin embargo, nuestra piel sufre los efectos de la radiación solar, lo que puede provocar envejecimiento prematuro, manchas o incluso daños más graves.
Por eso, proteger la piel no solo depende de aplicar cremas solares, sino también de cuidar la alimentación. Algunos alimentos pueden fortalecer las defensas naturales de la piel y ayudar a mantenerla saludable, y uno de los más destacados es el aceite de oliva virgen extra (AOVE).
Aceite de oliva virgen extra, un aliado natural para la piel
El aceite de oliva es conocido por ser un ingrediente fundamental en la dieta mediterránea, pero sus beneficios van mucho más allá del sabor. Contiene una serie de compuestos bioactivos que actúan como antioxidantes, ayudando a proteger las células de la piel contra el daño provocado por los rayos ultravioleta. Estos antioxidantes neutralizan los radicales libres que se generan con la exposición al sol y que contribuyen al envejecimiento celular.
Entre los compuestos clave se encuentran los polifenoles, sustancias con propiedades antiinflamatorias y antioxidantes muy potentes. El hidroxitirosol, la oleuropeína y el tirosol son algunos de estos polifenoles que ayudan a prevenir la oxidación de las grasas en las membranas celulares, lo que mantiene la piel más firme y protegida. Además, el ácido oleico, un tipo de grasa saludable presente en el AOVE, fortalece la estructura celular y reduce procesos inflamatorios que afectan la piel.
Cuánto y cómo consumir para aprovechar sus beneficios
Para que el aceite de oliva virgen extra aporte sus beneficios a la piel, es importante consumirlo regularmente y en la cantidad adecuada. Se recomienda tomar entre 20 y 40 mililitros diarios, que equivalen aproximadamente a dos o tres cucharadas soperas.
Lo ideal es consumirlo en crudo, ya sea en ensaladas, sobre verduras o pan, para preservar todos sus compuestos activos, que pueden dañarse con el calor de la cocción.
Este hábito no solo es seguro para todo tipo de personas, sino que también está avalado por las guías nutricionales internacionales que promueven su consumo como parte de una dieta equilibrada y saludable.
Más que protección para la piel: beneficios para todo el cuerpo
El aceite de oliva virgen extra no solo protege la piel, sino que también tiene efectos positivos en la salud general. Su capacidad antiinflamatoria ayuda a reducir la inflamación en el organismo, un factor clave en muchas enfermedades crónicas.
Por otro lado, mejora la salud cardiovascular al cuidar la función de los vasos sanguíneos y evitar la oxidación del colesterol “malo”, lo que disminuye el riesgo de enfermedades del corazón.
Para los deportistas, el AOVE es especialmente beneficioso debido a su efecto antioxidante y antiinflamatorio. Consumirlo después de entrenar ayuda a reducir el dolor muscular y acelera la recuperación, facilitando que el cuerpo se adapte mejor al ejercicio físico.
Además, este aceite de oliva también contribuye a la salud intestinal, fortaleciendo la microbiota, y se ha relacionado con una mejora en funciones cognitivas, especialmente en personas mayores, ayudando a mantener la mente activa con el paso de los años.
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