El dióxido de azufre (SO2) emitido por el volcán Cumbre Vieja en isla La Palma, se dirige al continente americano. Inflamación respiratoria, insuficiencias pulmonares o ansiedad son algunas de las consecuencias de este gas.
Tras más de 25.000 pequeños seísmos, los servicios de emergencia ponen a salvo a más de cinco mil vecinos. Aun así, el avance de lava y fuego continúa provocando daños económicos, hídricos y ambientales.