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Las centrales nucleares de España, aunque a menudo pasan desapercibidas, son clave en el suministro eléctrico del país. Su importancia ha vuelto a ser tema de debate tras el apagón reciente que dejó a España a oscuras temporalmente.
A pesar de que a menudo se pasa por alto en los debates sobre sostenibilidad, las centrales nucleares siguen siendo fundamentales para la estabilidad del sistema eléctrico.
Estado actual de las centrales nucleares
En la actualidad, España tiene cinco centrales nucleares en operación, que albergan un total de siete reactores distribuidos de manera estratégica en el país. Las plantas activas están ubicadas en Almaraz (Cáceres), Ascó (Tarragona), Cofrentes (Valencia), Trillo (Guadalajara) y Vandellós II (Tarragona). De estas, Almaraz y Ascó tienen dos reactores cada una, mientras que las otras tres disponen de uno.
Todos los reactores son de agua a presión y, en conjunto, tienen una potencia eléctrica superior a los 7.398 megavatios (MW).
Además de estas instalaciones en funcionamiento, hay otras que ya han sido desactivadas y se encuentran en proceso de desmantelamiento, como Vandellós I, José Cabrera (Zorita) y Santa María de Garoña. Estos antiguos pilares de la energía nuclear representan una generación anterior de infraestructuras que contribuyeron al desarrollo eléctrico del país, pero hoy en día son un reflejo del cambio hacia una nueva era energética.
En 2024, la energía procedente de las centrales nucleares ha vuelto a mostrar su importancia, generando alrededor del 20 % de la electricidad en el país, lo que la posiciona como la segunda fuente de energía más significativa, solo por detrás de la energía eólica, según datos del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) y otros organismos especializados.
Una red vulnerable
El reciente gran apagón que afectó a España y parte de Europa evidenció la
fragilidad de una red eléctrica cada vez más dependiente de energías
renovables. En tan solo cinco segundos, una repentina pérdida de 15 gigavatios
(GW) obligó a desconectar el sistema ibérico del resto de Europa. Las primeras
investigaciones sugieren que una pérdida inesperada de generación fotovoltaica
en el suroeste del país podría haber sido el detonante.
Este suceso ha reavivado dudas sobre la estabilidad del modelo energético que depende casi por completo de fuentes renovables. La variabilidad de la energía solar y eólica, que son sensibles a las condiciones climáticas y complicadas de manejar en tiempo real, plantea importantes retos técnicos.
Además, durante el apagón, cinco de los siete reactores nucleares estaban fuera de operación por decisiones empresariales, lo que provocó una ola de críticas hacia la planificación y gestión de estas infraestructuras clave.
Estabilidad eléctrica
Uno de los críticos ha sido Operador Nuclear, quien ha señalado que las plantas de las centrales nucleares proporcionan inercia al sistema eléctrico y ayudan a prevenir apagones causados por fluctuaciones en la frecuencia, como sucedió el lunes. No obstante, en ese momento, la mitad de la capacidad nuclear estaba desconectada, en gran parte debido a los bajos precios de la electricidad y un aumento del 71 % en la carga impositiva desde 2019, según PwC. Fue RedEléctrica, entidad estatal, la que autorizó estas paradas, lo que redujo la cantidad de generadores síncronos disponibles para estabilizar la red.
Ante esta situación, las centrales nucleares resurgen como un pilar clave. Su capacidad para generar grandes cantidades de electricidad de manera constante, sin depender de factores externos, las convierte en un recurso esencial para garantizar la estabilidad en un sistema cada vez más presionado por la transición energética.
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