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"En este país, siempre pagamos los mismos". Es una de las frases más repetidas en bares, comidas familiares y debates a pie de calle. Refleja una sensación generalizada de que el sistema fiscal español no es del todo justo. Pero, ¿hay algo de verdad en la idea de que las personas con menos ingresos soportan una carga fiscal desproporcionada? La respuesta es compleja, y para entenderla hay que desentrañar la diferencia entre los dos grandes impuestos que todos pagamos: el que grava lo que ganamos (IRPF) y el que grava lo que gastamos (IVA).
Comprender cómo funcionan los impuestos en España es fundamental para analizar las verdaderas causas de la desigualdad social. No se trata de un debate para economistas, sino de una cuestión que afecta directamente al bolsillo de cada ciudadano y a la capacidad del Estado para sostener los servicios públicos que nos benefician a todos.
Cómo funcionan los impuestos en España: el IRPF y el principio de "quien más tiene, más aporta"
Los impuestos directos son aquellos que se aplican directamente sobre la renta o el patrimonio de una persona o empresa. El más conocido por todos es el IRPF (Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas).
La característica fundamental del IRPF es que es progresivo. Esta palabra es clave: significa que el porcentaje de impuesto que se paga aumenta a medida que la renta es mayor. Se estructura en tramos, como una escalera: por la primera parte de tu sueldo pagas un porcentaje bajo, y solo por las partes que superan ciertos umbrales pagas un porcentaje más alto.
- Ejemplo simple: Una persona con un sueldo de 22.000 € anuales no paga el mismo porcentaje que una con un sueldo de 80.000 €. La segunda no solo pagará más cantidad de dinero, sino que el porcentaje total que sus impuestos representan sobre su renta será mucho mayor.
En teoría, entender cómo funcionan los impuestos en España como el IRPF es la gran herramienta del Estado para redistribuir la riqueza y reducir la desigualdad, ya que exige un mayor esfuerzo a quienes tienen una mayor capacidad económica.
Impuestos indirectos: el IVA, el impuesto "igual para todos" que genera desigualdad
Los impuestos indirectos son muy diferentes. No gravan a la persona, sino al consumo. Se pagan al comprar un producto o contratar un servicio. El rey indiscutible de esta categoría es el IVA (Impuesto sobre el Valor Añadido).
A diferencia del IRPF, el IVA no es progresivo, sino plano. Cómo entender los impuestos en España fijándonos en el IVA tenemos que prestar atención al porcentaje, que es el mismo para todos, sin importar si eres millonario o si apenas llegas a fin de mes. Al comprar una barra de pan (IVA superreducido del 4 %) o un electrodoméstico (IVA general del 21 %), el cajero no te pide la declaración de la renta. Todos pagan lo mismo. Y es precisamente esta aparente "igualdad" la que genera una profunda desigualdad.
Veámoslo con un ejemplo práctico:
Imaginemos a dos personas: Ana, que gana 1.200 € al mes, y Carlos, que gana 5.000 € al mes. Ambos necesitan llenar el depósito de su coche y gastan 50 €. De esos 50 €, aproximadamente 8,70 € son de IVA (al 21 %).
- Para Ana (1.200 €/mes): Esos 8,70 € de IVA representan el 0,72 % de su sueldo mensual.
- Para Carlos (5.000 €/mes): Esos mismos 8,70 € de IVA representan solo el 0,17 % de su sueldo mensual.
El impuesto es el mismo, pero el esfuerzo que le supone a Ana es más de cuatro veces superior que el que le supone a Carlos. Esto es lo que se conoce como un impuesto regresivo: en la práctica, grava con más fuerza a las rentas más bajas. La razón es simple: las personas con menos ingresos destinan la totalidad o la mayor parte de su sueldo a consumo básico (comida, alquiler, facturas), por lo que casi todo su dinero acaba pasando por el filtro del IVA. Entonces, ¿cómo funcionan los impuestos en España? Las rentas altas, en cambio, pueden destinar una gran parte de su sueldo al ahorro o la inversión, actividades que no están sujetas a este impuesto.
¿Un sistema fiscal justo?
El sistema fiscal español es una combinación de ambos modelos. Mientras el IRPF intenta reducir la desigualdad (progresividad), el IVA la aumenta (regresividad). Así las cosas, para entender cómo funcionan los impuestos en España siempre volvemos al debate sobre si el sistema es justo depende de qué impuesto tenga más peso en la recaudación total del Estado y en el bolsillo del ciudadano.
Cuando un país depende en gran medida de los impuestos indirectos, el sistema se vuelve más injusto para las clases trabajadoras. Por ello, el debate público se centra a menudo en soluciones como: bajar el IVA de productos y servicios básicos (como la electricidad o los productos de higiene femenina), aumentar la progresividad del IRPF en los tramos más altos o incrementar los impuestos directos sobre el patrimonio y las herencias.
Así, a la pregunta inicial de si pagan más los que menos tienen, cómo funcionan los impuestos en España, la respuesta es que, si bien no pagan una cantidad mayor, el esfuerzo proporcional y el impacto real de los impuestos sobre su capacidad para vivir dignamente es inmensamente superior. Entender esta diferencia es el primer paso para poder opinar y exigir una verdadera justicia fiscal.
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