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Un estudio reciente revela que la exposición prolongada a la contaminación del aire está vinculada a daños tempranos en el corazón. Investigadores, utilizando resonancia magnética cardíaca, han encontrado indicios de fibrosis miocárdica difusa, una cicatrización en el músculo cardíaco que podría ser un paso previo a la insuficiencia cardíaca. Los resultados fueron publicados este martes en la revista Radiology.
Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de mortalidad a nivel mundial y aunque se sabe que la contaminación ambiental aumenta el riesgo de padecer estos trastornos, hasta ahora no se entendían con claridad los cambios específicos que ocurren en el corazón debido a esta exposición.
Kate Hanneman, especialista en imagenología médica de la Universidad de Toronto, señala que “la exposición a la contaminación del aire incrementa el riesgo de enfermedades cardíacas, incluyendo infartos”. Esta investigación aporta evidencia crucial para comprender cómo el aire contaminado afecta directamente la salud cardíaca.
El impacto de las partículas finas en la contaminación del aire
Hanneman y su equipo emplearon la resonancia magnética cardíaca, una técnica de imagen no invasiva, para medir la cantidad de fibrosis en el músculo del corazón y analizar cómo esta se relaciona con la exposición prolongada a partículas denominadas PM2.5.
Las partículas PM2.5, que tienen un tamaño máximo de 2.5 micras, son lo suficientemente diminutas para atravesar los pulmones y entrar en el torrente sanguíneo. Estas partículas provienen habitualmente de fuentes como los gases emitidos por vehículos, las industrias y el humo generado en incendios forestales.
Con el objetivo de estudiar el impacto de la contaminación atmosférica tanto en personas sanas como en aquellas con problemas cardíacos, el estudio incluyó a 201 individuos saludables y 493 pacientes con miocardiopatía dilatada, una condición que dificulta la capacidad del corazón para bombear sangre.
Se encontró que una mayor exposición prolongada a la contaminación por partículas finas estaba vinculada a un aumento en los niveles de fibrosis cardíaca tanto en los pacientes con miocardiopatía como en el grupo saludable, lo que sugiere que la fibrosis podría ser un mecanismo clave mediante el cual la contaminación del aire contribuye a problemas cardiovasculares. Los efectos más marcados se observaron en mujeres, fumadores y personas con hipertensión.
Evidencia en ascenso
Este estudio se suma a la creciente cantidad de pruebas que demuestran que la contaminación del aire representa un riesgo para la salud cardiovascular, sumándose a otros factores de riesgo conocidos como el tabaquismo o la hipertensión, que no siempre son considerados completamente en las evaluaciones clínicas.
“Incluso pequeños incrementos en la contaminación del aire parecen afectar el corazón de manera detectable”, señala Hanneman, quien añade: “Nuestro trabajo indica que la calidad del aire puede influir en cambios estructurales del corazón, lo que podría ser el origen de futuras enfermedades cardiovasculares”.
Tener en cuenta el historial de exposición a largo plazo a la contaminación podría mejorar la evaluación del riesgo cardiovascular en los pacientes y ayudar a enfrentar las desigualdades en salud relacionadas con diferentes niveles de exposición y sus consecuencias.
Por ejemplo, Hanneman menciona que si una persona trabaja al aire libre en áreas con aire contaminado, los médicos podrían considerar esa información para ajustar la evaluación del riesgo de enfermedades cardíacas.
Cabe destacar que los niveles de contaminación del aire a los que estuvieron expuestos los participantes del estudio eran inferiores a muchos de los límites recomendados a nivel mundial, lo que refuerza la idea de que no hay un nivel completamente seguro de exposición.
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