La crononutrición revela los riesgos de cenar tarde para la salud metabólica

EmailFacebookTwitterLinkedinPinterest
18/05/2025 - 08:30
Crononutrición

Lectura fácil

La hora en la que comemos juega un papel fundamental en nuestra salud. Así lo confirman dos investigaciones en el campo de la crononutrición realizadas por la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), en colaboración con la Universidad de Columbia y el instituto ISGlobal de Barcelona. Ambos estudios advierten sobre los efectos negativos que tiene para el organismo realizar comidas copiosas después de las 17:00 horas o cenar sin dejar al menos dos horas antes de acostarse.

El impacto de la crononutrición

"La gente que consume la mayor parte de sus calorías después de las cinco de la tarde tiende a mostrar una peor respuesta a la glucosa, lo que puede derivar en diabetes tipo 2 o problemas cardiovasculares", señala Diana Díaz, profesora de la UOC e investigadora en la Universidad de Columbia. Según el análisis de crononutrición, el momento del día en que se ingieren los alimentos puede influir en el metabolismo de la glucosa, independientemente de la cantidad total de calorías consumidas, del peso corporal o del nivel de grasa.

El estudio sobre crononutrición se llevó a cabo con 26 personas, de entre 50 y 70 años, que presentaban sobrepeso u obesidad y padecían prediabetes o diabetes tipo 2. Los investigadores analizaron la tolerancia a la glucosa en dos grupos distintos: uno formado por quienes realizaban la mayor parte de su ingesta calórica antes de la tarde-noche (comedores tempranos), y otro por aquellos que consumían al menos el 45 % de sus calorías a partir de las cinco de la tarde (comedores tardíos).

Los niveles de glucosa

Ambos grupos consumían los mismos alimentos y la misma cantidad de calorías, con la única diferencia del horario de ingesta. Los participantes usaron una app móvil para registrar en tiempo real todo lo que comían. El resultado más relevante fue que los comedores tardíos mostraron una peor tolerancia a la glucosa, independientemente de su peso o de qué tan saludable fuera su dieta. Además, se detectó una tendencia en este grupo a consumir más carbohidratos y grasas durante las últimas horas del día.

Este trabajo evidencia que consumir más del 45 % de las calorías después de las cinco de la tarde puede afectar negativamente el control de la glucosa, lo que representa un riesgo significativo para la salud. “A las 17:00 muchas personas aún no han almorzado. A esa hora ya se están juntando la comida del mediodía, la merienda y la cena”, explicó la investigadora, quien también resaltó la importancia del hipotálamo, una parte del cerebro que regula la producción hormonal y su papel en sincronizar los ritmos biológicos según la exposición a la luz solar y la oscuridad. Este fenómeno es un ejemplo claro de los principios de la crononutrición, que estudia cómo la sincronización de las comidas influye en la regulación metabólica.

Camille Lassale, investigadora del ISGlobal, también subrayó que alargar el período de ayuno nocturno y desayunar temprano, manteniendo un intervalo de unas 12 a 13 horas sin comer, podría asociarse con un menor índice de masa corporal. “El cuerpo sigue trabajando mientras dormimos. Por eso es esencial respetar el ayuno nocturno, cenar lo más temprano posible y, si se practica el ayuno intermitente, hacerlo durante las horas de luz. Pero, igualmente, es fundamental no saltarse el desayuno”, concluyó.

Un estudio con más de 7.000 participantes

La investigación clave sobre crononutrición llevada a cabo por ISGlobal incluyó a más de 7.000 personas voluntarias, con edades comprendidas entre los 40 y los 65 años. Al analizar los datos según el sexo, se observó que, en general, las mujeres presentaban un índice de masa corporal más bajo que los hombres, seguían con mayor fidelidad la dieta mediterránea, consumían menos alcohol, reportaban una peor salud mental y eran más propensas a asumir responsabilidades relacionadas con el hogar o el cuidado familiar.

Para clasificar a los participantes según sus características, el equipo investigador aplicó una técnica estadística conocida como “análisis de clúster”. Uno de los hallazgos más llamativos fue la identificación de un pequeño grupo de hombres que no ingería su primera comida del día hasta después de las 14:00 horas, realizando así ayunos promedio de 17 horas.

Este hallazgo es relevante dentro del campo de la crononutrición, ya que estos patrones de alimentación podrían influir en la salud de los individuos según su ritmo circadiano. Este grupo en particular mostró patrones de vida menos saludables que el resto: mayor tendencia a fumar, mayor consumo de alcohol, menor nivel de actividad física y menor adherencia a la dieta mediterránea. Además, tenían niveles educativos más bajos y una mayor probabilidad de estar desempleados. Curiosamente, no se encontraron grupos similares entre las mujeres participantes.

Añadir nuevo comentario