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Una encuesta realizada el año pasado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) en la que se preguntaba por situaciones que generan desigualdad, nivel de vida y clases sociales, reflejó que a un 86,4 % de la población le preocupa "mucho o bastante" que haya desigualdades sociales. Además, el 47,9 % decía que ahora hay más desigualdades que hace diez años y, al preguntar por dentro de 10 años, un 50,6 % aseguraba que habrá más.
Unas cifras que reflejan unas inquietudes importantes en buena parte de la población, directamente relacionadas con otras como la gestión de los ahorros, que figura entre los mayores miedos de los españoles cuando se relaciona, por ejemplo, con el futuro de los hijos o el temor a no llegar a fin de mes. Y es que, todavía hay quien piensa que el dinero mueve el mundo, pero es lo que se consigue con él lo que hace avanzar a la sociedad.
Por todo ello, el papel que desempeñan unos agentes tan importantes en el país como son las entidades bancarias es crucial. En este sentido, cabe destacar la labor de Ibercaja, que se diferencia en el sector bancario español por reinvertir en la sociedad el 100 % de sus beneficios. Con un proyecto independiente que suma ya casi 150 años de historia, tiene una estructura de capital singular en la que cuatro fundaciones son las únicas propietarias del banco, con Fundación Ibercaja como principal accionista.
"Nuestro objetivo es hacer buena banca, generando impacto positivo y sostenible para nuestros clientes y la sociedad en general", señalan desde Ibercaja para 20Minutos, "entendiendo el dinero no como un fin sino como un medio".
Una gestión ejemplar tras la catástrofe: la DANA y la respuesta solidaria
En septiembre de 2019, la Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) dejó una fuerte huella en diversas regiones del sureste de España. Las intensas lluvias provocaron inundaciones, daños materiales y la necesidad urgente de ayuda humanitaria. En ese contexto, la solidaridad ciudadana y empresarial se activó rápidamente. Pero, como ocurre en muchas emergencias, surgió una pregunta clave: ¿cómo canalizar de manera eficiente y transparente todas esas donaciones?
Ibercaja —cuyo nombre se ha convertido en sinónimo de buena gestión en situaciones de crisis— logró articular un sistema de recepción, distribución y justificación de fondos que ha sido reconocido por organismos públicos y privados como modelo de referencia. Su papel no solo fue recaudar, sino rendir cuentas y garantizar que cada euro llegara a quienes más lo necesitaban.
A diferencia de los grandes bancos cotizados en bolsa, Ibercaja tiene una estructura de capital singular: cuatro fundaciones son sus únicas propietarias. A través de ellas, contribuye a hacer realidad proyectos sociales, culturales, educativos y medioambientales.
Un modelo basado en la confianza y la transparencia
Desde el primer momento tras la DANA, la entidad diseñó un sistema de rendición de cuentas que incluía informes periódicos, auditorías externas y una web dedicada exclusivamente al seguimiento de las ayudas. Se habilitó una plataforma digital donde particulares y empresas podían donar a los afectados por la DANA de forma segura, con información detallada sobre el destino de los fondos.
A través de convenios con ayuntamientos y entidades locales, el dinero se destinó a necesidades prioritarias como:
- Reparación de viviendas dañadas.
- Compra de electrodomésticos esenciales.
- Apoyo psicológico a personas afectadas.
- Reconstrucción de infraestructuras comunitarias.
Uno de los aspectos mejor valorados por los donantes fue la trazabilidad de las ayudas. Se ofrecía la posibilidad de saber, por ejemplo, si una donación de 50 euros a la causa de la DANA había contribuido a la compra de un colchón o a la reparación de una caldera. Esta transparencia fortaleció la relación con los ciudadanos y aumentó la credibilidad de la organización.
Empresas comprometidas con la causa
Numerosas empresas también colaboraron. Algunas lo hicieron a través de donaciones económicas, mientras que otras ofrecieron materiales, transporte o personal voluntario. La entidad canalizadora creó alianzas estratégicas para coordinar la logística, optimizar los recursos y reducir los tiempos de entrega.
Esto demostró que la colaboración público-privada, cuando se estructura adecuadamente, puede ofrecer resultados rápidos, eficaces y alineados con las necesidades reales de la población afectada.
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