Daniel Guzmán regresa al cine con su emotivo thriller “La deuda”

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17/10/2025 - 17:00
'La deuda', la nueva película de Daniel Guzmán

Lectura fácil

Daniel Guzmán regresa a la gran pantalla hoy viernes 17 de octubre con el estreno de su tercer largometraje, La deuda, una obra que promete ser un cóctel irresistible de drama social y thriller emocional. La cinta, que inauguró con éxito el último Festival de Málaga, llega a nuestras salas para enfrentarnos a temas tan candentes como el cuidado de los mayores, la gentrificación, la crisis económica, la pérdida y, fundamentalmente, la culpa y la búsqueda de afecto.

El universo de Daniel Guzmán en «La Deuda»

La película cuenta con un reparto de lujo encabezado por Itziar Ituño, Susana Abaitua, Luis Tosar, Francesc Garrido, el propio Daniel Guzmán, y la inolvidable Rosario García. La anciana, que falleció en mayo a los 92 años tras presentar la película en Málaga, dota al film de una autenticidad conmovedora.

La deuda nos introduce en la vida de Lucas (interpretado por Guzmán), un hombre de 47 años, y Antonia (Rosario García), una anciana con la que convive en un piso céntrico. La cotidianidad se rompe cuando una deuda amenaza con desahuciar a Antonia de su hogar. En su desesperado intento por conseguir dinero, Lucas comete un error fatal que desencadena una tragedia: la muerte del hijo de Gabriela (Itziar Ituño). La culpa se convierte entonces en el motor que impulsa a Lucas a acercarse a Gabriela.

Para Daniel Guzmán, la película es, ante todo, "una historia de amor. O varias historias de amor entre personas de diferentes generaciones que buscan afecto y que intentan encontrar su lugar". La cinta combina la intensidad de un thriller con una profunda emotividad, enfocándose en la necesidad de afecto y la lucha por salir adelante en un entorno adverso. "Es una película muy emocional que intenta buscar la luz en personas que generalmente lo tienen difícil", explica el director.

Los perdedores y la deuda social

El cine de Guzmán siempre ha mostrado un particular interés por los personajes que se enfrentan a una sociedad injusta, los perdedores. Lucas es uno de ellos, un hombre que carga con una "deuda" que va más allá de lo económico. "A mí siempre me ha interesado hablar más de los perdedores que de los ganadores o triunfadores. Me interesa hablar sobre la gente que intenta salir adelante día a día", confiesa el cineasta. Su propia experiencia de vida en la calle durante su juventud le ha enseñado a cuestionar los delitos desde las circunstancias humanas.

El director madrileño no solo aborda la crisis individual, sino también la gentrificación y la exclusión social. "No solo estamos echando a los ancianos, también a los jóvenes", comenta. El tema de la tercera edad es recurrente en su filmografía, presente en A cambio de nada y Canallas, y ahora cerrando un ciclo personal con el personaje de Antonia. Daniel Guzmán reconoce la profunda influencia que su abuela y esa generación han tenido en su vida: "Mi relación con mi abuela y con la tercera edad ha sido fundamental para construir mi personalidad [...] estoy en deuda con esa generación". Por ello, les otorga un protagonismo esencial en sus películas, al considerarlos fuente de "empatía, comedia, emoción, aprendizaje" y experiencias.

El peso de la culpa en los personajes

Itziar Ituño nos habla de Gabriela, su personaje, una mujer de clase media que cae en un profundo agujero tras la pérdida de su hijo. En ese estado de desesperación, encuentra en Lucas un inesperado "afán de supervivencia". La aparición del hombre que causó su dolor se convierte, paradójicamente, en esa "chispita para poder sobrevivir, para poder seguir viviendo".

Lucas se acerca a Gabriela motivado por la culpa, un tema central en la visión de Daniel Guzmán. El director critica cómo el modelo judeocristiano de la culpa "nos castra, no nos deja evolucionar" y nos impide el pensamiento crítico. La culpa es, para el cineasta, un bloqueo que dificulta el aprendizaje a partir de las equivocaciones. Con La deuda, Daniel Guzmán no solo nos presenta una historia de afecto y necesidad, sino también una profunda reflexión sobre cómo lidiamos con nuestros errores y la pesada carga de la culpa en la sociedad contemporánea.

La cinta, que cuenta con la participación de RTVE, se presenta como una obra necesaria, cruda y tierna a partes iguales, que invita al espectador a confrontar las complejidades del ser humano.

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