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Si alguna vez has sentido un dolor de cabeza, una molestia muscular o un dolor de muelas, es probable que te hayas preguntado si es mejor tomar paracetamol o ibuprofeno. Estos dos fármacos, ampliamente disponibles sin receta en dosis bajas, son los más comunes para aliviar el dolor y la fiebre.
Sin embargo, no son iguales y su uso incorrecto puede tener consecuencias. Para entender mejor cómo funcionan y cuándo usarlos, hemos consultado a Laura Redondo Flórez, profesora de Farmacia en la Universidad Europea de Madrid. Ella advierte que uno de estos fármacos, en particular, puede causar problemas serios si se consume de manera indebida.
Comprender diferencias y usos de los fármacos
La principal distinción entre el paracetamol y el ibuprofeno radica en su mecanismo de acción. El paracetamol es un analgésico y antipirético. Esto significa que está diseñado para reducir el dolor leve a moderado y para bajar la fiebre. Es eficaz para tratar dolores de cabeza, musculares o articulares que no están asociados con la inflamación. "A diferencia del ibuprofeno, no tiene efecto antiinflamatorio", explica la profesora Redondo Flórez, lo que lo convierte en la opción preferida cuando no hay inflamación y se busca evitar efectos secundarios gastrointestinales.
Por otro lado, el ibuprofeno es un antiinflamatorio no esteroideo (AINE). Esta propiedad lo hace especialmente útil para dolores que sí están relacionados con procesos inflamatorios, como la artritis, los dolores menstruales o esguinces. "Sin embargo, sí puede generar gastritis, úlceras o daño renal si se abusa de él", advierte la experta. Esta diferencia es crucial, ya que un mismo dolor puede requerir un fármaco distinto dependiendo de su origen.
Los riesgos del uso indebido de los medicamentos
Aunque ambos medicamentos se pueden adquirir sin receta en dosis bajas, no están exentos de riesgos. Para dosis más altas, como el paracetamol de 1 gramo o el ibuprofeno de 600 mg, se necesita prescripción médica. La razón es simple: "un consumo innecesario puede aumentar los riesgos asociados", afirma la profesora Redondo.
El uso excesivo o incorrecto de los fármacos puede tener efectos secundarios graves. Por ejemplo, una sobredosis de paracetamol puede causar daño hepático irreversible. En el caso del ibuprofeno, su abuso puede provocar problemas gastrointestinales, como úlceras, o incluso daño renal. Es fundamental seguir las indicaciones de dosificación y no prolongar su uso sin consultar a un profesional de la salud.
¿Hay alternativas a los medicamentos?
Para ciertos tipos de dolor, no siempre es necesario recurrir a un tratamiento con fármacos. La profesora Redondo señala que los dolores "leves, pasajeros o fisiológicos" pueden aliviarse con medidas no farmacológicas. Estas alternativas incluyen el descanso, una buena hidratación, la aplicación de compresas frías o calientes, y técnicas de relajación. Estas soluciones son ideales cuando el dolor no es incapacitante y se busca evitar el consumo de medicamentos.
Según un informe de la Federación Empresarial de Farmacéuticos Españoles, los analgésicos son los fármacos más consumidos en el país. El Nolotil encabeza la lista, seguido del paracetamol en tercer lugar. El ibuprofeno, otro de los fármacos más habituales, se sitúa en el puesto 13. Esta alta demanda subraya la necesidad de concienciar sobre el uso responsable de estos medicamentos. Siempre es importante consultar a un médico o farmacéutico para determinar cuál es el fármaco más adecuado para tu situación y evitar los riesgos asociados a su consumo.
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