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Javier Font lleva décadas al frente de la lucha por los derechos de las personas con discapacidad física y orgánica. Como presidente de FAMMA COCEMFE Madrid, ha sido una de las voces más críticas —y constructivas— en lo que respecta a la accesibilidad, la inclusión laboral y los derechos sociales. Hoy nos sentamos con él para conocer los avances, retos y novedades que afectan al colectivo, incluyendo una nueva app desarrollada por FAMMA y los problemas estructurales del transporte adaptado.
¿Qué le motivó a involucrarse en el activismo por la discapacidad y cómo ha evolucionado su compromiso desde entonces?
La razón que me motivó a involucrarme en el activismo por la discapacidad nació en el año 1994, a raíz de una lesión medular que sufrí en una situación traumática. Esta experiencia me llevó a vivir en primera persona las barreras existentes, la falta de derechos y a darme cuenta de que muchas personas estaban en mi misma situación, sin que nadie las escuchara.
Al principio, fue una necesidad personal. Con el tiempo, se convirtió en una firme convicción: luchar por una sociedad más justa, eliminar barreras y contribuir a que el mundo sea un lugar un poco más equitativo. Aunque es cierto que hemos avanzado, y ese avance es significativo, todavía siento que queda mucho por hacer.
Por eso, mi compromiso sigue latente y, desde luego, en cada lugar que hay una injusticia, tratamos de intentar ayudar y mejorar la calidad de vida de estas personas.
Desde su experiencia, ¿cuáles han sido los mayores avances y también los retrocesos en los derechos de las personas con discapacidad en los últimos años?
En cuanto a los mayores avances y retrocesos, desde mi experiencia puedo decir que hemos logrado importantes conquistas: leyes, mayor visibilidad y servicios que antes eran impensables. Sin embargo, también he sido testigo de retrocesos significativos, especialmente cuando se recortan recursos o se relajan las políticas públicas.
Lo que más me preocupa es la falta de una voluntad política real para dar el salto hacia una asistencia centrada en la persona o hacia una verdadera inclusión. Hace falta, sin duda, una mayor sensibilidad: que los responsables políticos comprendan que la autonomía personal es un derecho, que no queremos ser dependientes y que es necesario cambiar muchas cosas.
Es imprescindible superar el asistencialismo tradicional y promover la autonomía personal. Esto significa que las personas con discapacidad puedan tomar decisiones sobre sus propias vidas: decidir dónde vivir, qué comer, cómo vivir. Ser completamente autónomo, aun teniendo algún grado de dependencia, es fundamental. Quienes convivimos con esa realidad ya cargamos suficiente; no necesitamos que se nos limite aún más.

FAMMA ha lanzado recientemente una app de dependencia. ¿Qué puede contarnos sobre esta herramienta?
El nacimiento de la nueva aplicación APER – Autonomía Personal de FAMMA responde a una necesidad imperiosa de potenciar los movimientos de vida independiente y, en particular, la figura del asistente personal. Se trata de impulsar un cambio radical en el enfoque asistencialista de los servicios sociales, fomentando una visión más centrada en la autonomía y el empoderamiento de las personas con discapacidad.
Fundamentalmente, APER nace como un nexo de unión entre quienes desean trabajar apoyando a personas con discapacidad desde una perspectiva diferente, y quienes necesitan ese apoyo en su vida cotidiana. Desde actividades básicas de la vida diaria hasta acompañamientos, toma de apuntes u otras formas de asistencia, la aplicación facilita el encuentro entre ambas partes.
Es una herramienta clave que ayuda a suplir carencias físicas y motrices en personas con discapacidad severa. Por eso creemos que puede convertirse en un instrumento valioso para conectar personas y, sin duda, mejorar la calidad de vida de muchas que necesitan este tipo de apoyo.
¿Cómo esperan que esta app impacte en la autonomía y calidad de vida de las personas con dependencia?
Sin duda, esta aplicación tendrá un impacto muy positivo, ya que marcará una diferencia real en la vida de muchas personas. La independencia es fundamental, y contar con un apoyo humano tan relevante como la figura del asistente personal puede suponer un cambio vital.
A pesar de que aún queda pendiente la regulación de esta figura por parte del Ministerio, creemos que su desarrollo puede convertirse en un avance clave en los próximos años. Por ello, desde FAMMA haremos todo lo posible para que esta herramienta se convierta en una auténtica realidad y contribuya de manera efectiva a mejorar la autonomía y la calidad de vida de las personas con dependencia.
¿Hay planes para ampliar su alcance o funcionalidades en el futuro?
Por supuesto, hay planes de ampliación. Además, contamos con la posibilidad de que los propios usuarios nos hagan llegar sus sugerencias, lo cual enriquecerá el desarrollo de la aplicación. No cabe duda de que toda propuesta que contribuya a potenciar la autonomía personal de las personas con discapacidad o en situación de dependencia será muy valiosa.
La aplicación tiene vocación de funcionar tanto a nivel nacional como internacional. Gracias a su sistema de geolocalización, puede conectar a personas con discapacidad con asistentes personales cercanos, estén donde estén. Esto permite una red de apoyo flexible y amplia, con alcance potencialmente global.
Uno de los grandes temas pendientes es el acceso al transporte adaptado. ¿Cuál es la situación actual de los TACOs en Madrid?
En lo que respecta al servicio de taxi o VTC adaptado (TACOs), la situación en Madrid sigue siendo muy precaria. Desde FAMMA estamos trabajando tanto con el Ayuntamiento como con la Comunidad de Madrid. Es justo decir que el Ayuntamiento está siendo más receptivo, aunque aún queda mucho por hacer y seguimos empujando para lograr avances concretos. Se están dando algunos pasos, pero de forma lenta.
En cambio, la Comunidad de Madrid presenta un retraso considerable. No hay una voluntad clara de solucionar el problema. El propio consejero de Transportes no está asumiendo su responsabilidad, que debería empezar por regular adecuadamente la gestión de estos servicios. De poco sirve tener muchos taxis o VTCs si no existe un marco regulatorio claro.
Actualmente no hay control sobre los servicios prestados: no se sabe cuántos vehículos accesibles están circulando, cuántos están en proceso de adaptación, cuántos servicios se hacen o se rechazan, ni por qué. Esta falta de transparencia y de datos genera un auténtico caos.
Por el momento, el Ayuntamiento muestra algo más de compromiso, pero es evidente que la Consejería de Transportes deja mucho que desear en este aspecto.
¿Considera suficiente la flota disponible de taxis accesibles?
En absoluto. La flota de transporte vinculada al servicio de taxi ICAI-FAI no cumple con los estándares de accesibilidad ni con los mínimos establecidos. En el caso de los taxis, por ejemplo, no se alcanza siquiera el mínimo del 5 % de vehículos adaptados. Lo mismo ocurre con las VTCs, que tampoco cumplen en la actualidad.
Gracias al reglamento impulsado por el anterior consejero de Transportes de la Comunidad de Madrid, David Pérez, hoy podemos al menos exigir que existan VTCs accesibles. Sin embargo, la actual Consejería no está haciendo cumplir esta normativa, lo que evidencia una falta de voluntad para avanzar en materia de accesibilidad.
Tenemos que recordar a los señores dirigentes que gobiernan nuestras vidas cada cuatro años que no basta con hacer cosas solo el año anterior, o durante los últimos seis meses de la legislatura que está por terminar.
¿Qué impacto tiene esta carencia de transporte adaptado en la vida diaria de las personas con movilidad reducida?
El impacto que tiene la falta de transporte adaptado en las personas con discapacidad es, sin duda, muy grande. Esta carencia impide trabajar, estudiar, acudir al médico y, en definitiva, tener una vida social normalizada y saludable, que permita la interrelación con otras personas.
Además, si no se cuidan estos aspectos, muchas personas pueden llegar a aislarse, lo que a su vez genera problemas de salud mental y una soledad no deseada.
En definitiva, estamos tratando de manera banal algunos temas que son fundamentales para evitar que estas situaciones ocurran.
¿Está la sociedad realmente concienciada sobre la discapacidad, o sigue predominando una visión asistencialista?
La sociedad no suele pensar en cómo será su vida cuando sea mayor o tenga alguna discapacidad. Por eso estamos nosotros, para tratar de concienciar y explicar que todo lo que hacemos es por nuestro bienestar presente y, desde luego, por su futuro. Hablamos de asistencia personal y autonomía ahora, pero también de preparar un futuro mejor.
Cuando las personas acaben en residencias, ninguna querrá ser un sujeto pasivo, ya que esos lugares suelen ofrecer poca actividad y pueden derivar en situaciones, como mencioné antes, desmotivadoras y complicadas.
Es cierto que no todas las residencias son iguales y que el tejido asociativo se preocupa mucho por la persona. Sin embargo, vivimos en un sistema mercantilista donde, a menudo, los resultados económicos pesan más que el bienestar de la persona. El trabajo del tejido asociativo es encomiable, pero la realidad empresarial tiende a valorar más las cuentas y los resultados que las circunstancias humanas.
¿Qué mensaje le gustaría enviar a los responsables políticos en relación con la discapacidad y la dependencia?
El mensaje que enviaría a los responsables políticos es que escuchen y legislen pensando en las personas más vulnerables, no solo en los últimos días de la legislatura, cuando comienzan a hacer promesas que luego no se cumplen o que se postergan hasta los cuatro años siguientes, solo para mantenernos en vilo, aplaudiéndoles o considerándolos para votar.
Esto, sin duda, es bastante deleznable por su parte. Creo que un político debe venir a hacer cosas interesantes, a cambiar la vida en beneficio de quienes realmente lo necesitan. Y, por supuesto, siempre pensando en la autonomía personal de cualquier ser humano, no en la burocracia.
Deben dejar de ver la dependencia como un gasto y empezar a considerarla una inversión en justicia social, a través de programas de autonomía personal.
Si pudiera cambiar una sola cosa mañana en la sociedad respecto a la discapacidad, ¿cuál sería?
Eliminaría la indiferencia, porque cuando una sociedad se implica, todo cambia: las leyes, los servicios, los entornos. La indiferencia es el mayor enemigo de la inclusión.
Y, desde luego, también está la falta de voluntad política, que parece estar más centrada en intereses personales o partidistas, si se me permite la expresión, que en solucionar los problemas reales de los ciudadanos. No se escucha ni una sola propuesta en los debates parlamentarios, ni en la comunidad ni en el gobierno central, que esté verdaderamente enfocada en ayudar y paliar las dificultades de la gente. Ni una sola, y eso es una auténtica vergüenza.
Y para terminar: ¿qué mensaje quiere dejar a las personas jóvenes con discapacidad que buscan un futuro más autónomo e inclusivo?
Finalmente, diría a los jóvenes con discapacidad que sueñen en grande y luchen por lo que merecen, sin miedo a arriesgarse. Ellos son el presente y el futuro de este movimiento, y de una sociedad más justa e inclusiva. No están solos, tienen derecho a vivir una vida plena, sin límites y, por supuesto, sin estar cargados de problemas.
Desde FAMMA reafirmamos nuestro compromiso de seguir luchando, porque aún no hemos alcanzado todo lo que queremos; esta es una tarea constante que debemos mantener y continuar con firmeza.
En GNDiario queremos dar las gracias a Javier, por su tiempo y por seguir empujando los límites de lo posible en favor de una sociedad más accesible, justa y humana.
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